Una planta de reciclaje vecinal busca ser pionera en la provincia

En Tigre, los habitantes de un predio vulnerable recogen y separan la basura; el proyecto también apunta a sanear la zona

Es el principio del fin de una prueba piloto que reúne sueños, deseos, ansiedad y expectativas de decenas de familias que descubrieron en los altos volúmenes de basura que registra el Reconquista un anzuelo para salir adelante y también la posibilidad concreta de salvar un río que durante décadas atestiguó sus carencias y privaciones en silencio.

De ese primer gran paso, que se traduce esta semana en la puesta en marcha de una pequeña planta de reciclaje montada a pulmón por vecinos del predio La Garrote -un área vulnerable de 13 hectáreas emplazada en el extremo sudeste del partido de Tigre-, los separan apenas 24 horas.

Un cartel artesanal, con la leyenda "Otro ciruja", da la bienvenida al espacio, mientras se afinan algunos detalles para dejarlo listo. Por momentos, el lugar, incluso, aísla a los ?carreros?, encargados de llevar la tarea adelante, de la suciedad, la contaminación y las enfermedades que circundan en el predio.

Hace meses que ellos, acostumbrados por décadas a transportar basura con la ayuda de sus caballos, se entrenan en procesos de recolección, separación y acopio de materiales reciclables en calles castigadas de la ribera e inculcan lo aprendido a otras familias, siempre con la intención de que el efecto contagio multiplique los esfuerzos y los resultados de sanear el Reconquista se consigan cada vez más rápido. En este contexto, no sorprende que ese mismo grupo sea el anfitrión de la planta que abrirá mañana y que tal vez se convierta en el comienzo de una iniciativa que busca ser pionera en la provincia.

"A partir de este fin de semana, con la inauguración, arranca la planificación del retiro de residuos por las casas de La Garrote, para el reciclado o para su disposición final", dice Carolina Casares, directora ejecutiva de la ONG Proyectar y una de las ideólogas de Barrio Limpio, el programa creado para ofrecer una respuesta complementaria a la tradicional recolección de residuos sólidos urbanos en asentamientos.

El espíritu del proyecto -enfocado en lograr que los vecinos se reinserten al entorno social y urbano mientras reciben $10 por cada kilo de basura que recogen- descansa en que son los propios habitantes quienes se organizan en cooperativas y se encargan del material reciclable, coordinados por promotores ambientales (los "carreros") que velan por la correcta separación en origen, es decir, en húmedos y secos.

Fuente: La Nación