Después de dos años, la escultura Floralis recuperó su sexto pétalo
Cada pétalo, construido en acero inoxidable y aluminio, pesa unas 3,5 toneladas. Son todos diferentes. El que se colocó ayer es el más grande.
Floralis Genérica recuperó su sexto pétalo, lo que completa la fisonomía original de la flor metálica que el arquitecto Eduardo Catalano donó a la ciudad de Buenos Aires y ya es un ícono porteño.
Dos tormentas de viento y lluvia -en diciembre de 2023 y en marzo de 2024- destrozaron los pétalos, que cayeron. El proceso de restauración demandó la intervención de una metalúrgica y un ingeniero aeronáutico. Las tareas para recolocar el sexto y último pétalo arrancaron con las primeras luces del día. A las 10:30, el trabajo más pesado y más estresante para todas las personas que participaron del operativo estaba ya terminado: la grúa 'soltó' el pétalo. Previamente había sido sujetado a la estructura principal, el tallo, a través de unos pernos gigantes.
Cada pétalo, construido en acero inoxidable y aluminio, pesa unas 3,5 toneladas. Son todos diferentes. El que se colocó ayer es el más grande. Desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana informaron que la flor quedará abierta al máximo de sus posibilidades. Así se la verá de ahora en más.
Próximamente se pondrá a punto el espejo de agua de la base de la flor y el diseño de luces que acompaña la obra de arte. La reparación de los pétalos incluyó la reposición de uno de los cuatro pistilos, que había colapsado previamente. Los pistilos también se encienden.
El proceso que concluyó ayer arrancó en mayo de 2024, cuando los pétalos fueron desmontados y trasladados a la playa de infractores de tránsito, detrás de la Facultad de Derecho, donde evaluaron los problemas estructurales. Los pétalos fueron desmontados en partes y trasladados en camiones hasta Baradero. En esa ciudad bonaerense quedaron en manos de la empresa metalúrgica Furtan. Los trabajos se llevaron a cabo bajo la supervisión de un ingeniero aeronáutico. Catalano concibió toda la estructura como si fueran partes de un avión; por eso se fabricó en Lockheed Martin Aircraft Argentina, en Córdoba (desde 2009 es la empresa estatal Fábrica Argentina de Aviones).
En octubre concluyó la restauración del primer pétalo, que volvió entero. La curvatura de la pieza impidió el regreso en carretones. Entre otros obstáculos, no podía pasar por debajo del puente peatonal que atraviesa Avenida del Libertador. Se combinaron tramos por río y por tierra. Las piezas fueron izadas con grúas y trasladadas de la metalúrgica al puerto de Baradero, donde fueron montadas sobre una barcaza, para navegar más de 150 kilómetros por los ríos Paraná y Plata hasta el Puerto de Buenos Aires. Allí se inició el último tramo por tierra hasta Plaza de las Naciones Unidas.
El ministro de Espacio Público porteño, Ignacio Baistrocchi, informó que ahora la Ciudad cuenta con la información documental sobre la escultura, los planos y los detalles de cómo fue construida.
Fuente: Clarín






