Agenda porteña

26/07/2022

El Liceo, la sala más antigua de la Ciudad, reabre para festejar 150 años

Tras más de dos años cerrado, esta noche celebra su aniversario con el reestreno de "Piaf", con Elena Roger.

El Liceo está en la esquina porteña de Rivadavia y Paraná desde que, en plena ciudad, se llegaba al teatro a caballo y el animal descansaba en un palenque mientras, puertas adentro, había función. Hoy, autos, subtes y colectivos reemplazaron a los caballos pero el Liceo sigue ahí, con su estructura intacta, y además recientemente puesta en valor, para festejar sus 150 años de historia. 
La celebración del siglo y medio de vida del teatro más antiguo de la ciudad, será hoy con el regreso a ese escenario de Piaf, la obra protagonizada por Elena Roger, con dirección del británico Jamie Lloyd. En esa misma sala, el musical sobre la icónica cantante francesa tuvo una temporada exitosa en 2009/2010 que promete repetir en esta vuelta. 
El viernes 26 de julio de 1872 se inauguró la sala ubicada a pocas cuadras del edificio del Congreso de la Nación. Su primer nombre fue Moderno y luego le siguieron varios más. 
Según la época y el género que se representaba con más frecuencia, lo fueron rebautizando como El Dorado, Goldoni (cuando estuvo en manos de inmigrantes italianos), Progreso, Rivadavia. Hasta que en 1918, llegó el nombre que mantendría hasta la actualidad: Liceo. 
El predio que ocupa el Liceo era un baldío que usaba habitualmente el circo Buckingham para instalar su carpa. Fue un francés, Tourneville, quien compró el terreno y construyó una sala, en 1872, destinada a las variedades, los espectáculos de moda por entonces. 
Las funciones tenían fama de picantes, en un ambiente poco propicio para su cercanía con la Iglesia de la Piedad. No tardaron en llegar las quejas de los vecinos y hasta hubo misas de protesta desde La Piedad, lo que no impidió que el Liceo tuviera un época de gran popularidad, entre 1880 y 1914. 
Sin embargo, la sala más antigua de Buenos Aires corrió peligro de desaparecer más de una vez. Una fue a fines de la década de 1970, cuando estuvo latente el fantasma de la demolición. 
Otra, en 1993, cuando su entonces dueño, el empresario Buddy Day, pidió auxilio para rescatar al Liceo. 
Por urgencias personales del empresario, el teatro estuvo a punto de ser vendido para convertirse en una sala de apuestas hípicas. 
El productor Carlos Rottemberg se hizo cargo del teatro, que pasó a formar parte del grupo Multiteatro, y Buenos Aires pudo conservar la sala con tanta historia. En 1986 el Museo de la Ciudad le otorgó un reconocimiento como "Testimonio vivo de la memoria de la Ciudad". 
En un siglo y medio de existencia, fueron muchos los artistas, las compañías y los espectáculos que pasaron por su escenario. Allí se presentó la compañía de Orfilia Rico, en 1903, con Las de Barranco, de Gregorio de Laferrère; y también La verbena de la Paloma, del español Tomás Bretón, en su primera representación en América del Sur. 
Además, actuaron los Podestá y también otros hermanos, César y Pepe Ratti, que protagonizaron un fenómeno de público con La virgencita de madera, de Ricardo Hickens, en la década de 1930. 
Por entonces, habían colocado en el foyer de la sala una réplica de la Virgen de madera, como la que el protagonista tallaba durante la obra, y la entrada del teatro se transformó en un lugar de peregrinación. Paradójicamente, a metros de La Piedad, donde décadas antes se oficiaban misas en contra de algunos espectáculos. 
 

Fuente: Clarín

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