En Villa Devoto, un grupo de vecinos montaron una huerta en las veredas

Con acuerdo de los frentistas, usaron canteros vacíos en la manzana de Marcos Sastre, Nazarre, Catán y Seguróla; invitan a retirar ajíes, zapallos, paltas, limones, orégano y menta, entre otros cultivos

Un grupo de vecinos decidieron volver a sacar las mesas y las sillas a sus veredas, como hacían los porteños en décadas pasadas. Sucede en Villa Devoto, en una zona en la que la ciudad empieza a confundirse con el conurbano. Calles con poco tránsito, veredas anchas, pasajes silenciosos y árboles centenarios pintan el paisaje. Pero eso no es todo: los vecinos que se juntan en la intersección de Nazarre y Marcos Paz decidieron además formar Veredas Vivas, una comunidad que llenó ese rincón del barrio de plantas nativas y comestibles.

El primer pilar de Veredas Vivas era ofrecer plantas comestibles al vecindario. "La idea es que las personas, en vez de revolver el contenedor, puedan arrancar un zapallo o alguna fruta de un árbol", indicó Pablo Pistocchi, uno de los impulsores del grupo.

El grupo, con permiso de cada frentista, usó varios canteros que permanecían vacíos para plantar zapallo, repollo, tomate cherry y ají en esta primera etapa. "Igual, a cada vecino que tiene un cantero en la puerta lo impulsamos a cuidar las plantas, regarlas y avisarnos si hay algún problema", explica Facundo Romano, otro residente del barrio.

Se reúnen todos los fines de semana al atardecer. Hay mate cebado de una pava, como en los viejos tiempos, y pan casero y budines aportados por los integrantes de Veredas Vivas. Hay historias de vecinas jubiladas que "vuelven a vivir" gracias al proyecto.

En una recorrida de apenas 400 metros (una vuelta a la manzana de Nazarre, Marcos Paz, González Catán y Seguróla), los vecinos de Veredas Vivas pueden obtener paltas, limones, orégano, menta, nueces pecan de un nogal de casi 100 años, zapallos y ajíes picantes.

Para el proyecto, Veredas Vivas cuenta con el apoyo técnico de las ONG El Renacer de la Laguna -que funciona en el predio de la Facultad de Agronomía de la UBA- y la Red de Viveros de Plantas Nativas.

Fuente: La Nación