Agenda porteña

17/09/2020

La cúpula de la Confitería del Molino, más cerca del brillo de hace un siglo

Joya porteña. Pese a la cuarentena, la restauración avanza. Cómo son la investigación y el trabajo bajo protocolo.

La cúpula en aguja de la Confitería del Molino fue siempre su marca registrada: media cuadra de altura, 1.200 m2 de vitrales, más de un siglo siendo testigo del tramo de historia nacional que transcurre en Rivadavia y Callao. Pero también, durante décadas, fue un muestrario de la falta de mantenimiento que sufrió el edificio. Hoy recupera de a poco el esplendor, un renacimiento que se frenó en cuarentena por el coronavirus, y ahora volvió a poner primera.

En las últimas semanas se recuperó parte de ese ritmo de comienzos de año, en tiempos en que ni se sabía qué era Covid-19. Ahora esa labor es más pausada, con restauradores de empresas tercerizadas. Los de Progorod S.A. trabajan en la cúpula. Los de HIT Construcciones, en la fachada. Ambas obras están aprobadas por el Gobierno de la Ciudad.

Distanciados y de guantes y tapabocas, se replican las figuras y los ornatos de bronce que estaban en la planta baja, y siguen recuperándose esas piezas vítreas tan delicadas de la cúpula llamadas teselas. También arrancó la restauración del sistema de aspas del molino y de la estructura de uno de los balcones del quinto piso, sobre Callao.

El edificio tiene además su propio equipo de restauradores, como parte de la monumental obra coordinada por la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, que se creó tras la transferencia del inmueble al Congreso de la Nación.

Fuente: Clarín

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