Almirón no resistió el golpazo del Maracaná y renunció apenas llegó a la Argentina
Se lo comunicó a Riquelme una vez que volvieron al Boca Predio. El ciclo, muy opaco, se terminó de deshilachar con la derrota ante Fluminense. Herrón asumirá el interinato
No aguantó. Jorge Almirón no soportó el duro golpe que significó perder la final de la Copa Libertadores y después de 7 meses al frente del equipo presentó su renuncia como entrenador de Boca minutos después de aterrizar en Buenos Aires y bajarse del avión que lo había trasladado desde Río de Janeiro, donde todavía cientos de hinchas de Boca cantan por el equipo en las playas de Copacabana.
La delegación arribó ayer un rato antes de las 21 al Boca Predio de Ezeiza, Riquelme juntó al plantel y dio una charla para levantar los ánimos de cara a lo que se viene. Cuando los jugadores se fueron, Almirón le informó a Román que había tomado la decisión de dar un paso al costado.
No hubo vuelta atrás. Se acabó lo que se daba. Anoche, el club lo confirmó en un escueto comunicado.
En la conferencia de prensa en el Maracaná, después del 2 a 1 frente a Fluminense, Almirón se había mostrado muy golpeado. Del "mejor momento de mi vida" que había declarado en la previa al partido ante Flu, al bajón de la derrota. Lo de Almirón fue un subibaja de emociones que lo eyectaron del cargo de entrenador.
Sorprendió que el técnico fuera solo a la conferencia de prensa. Sin ningún jugador (por protocolo de Conmebol, el DT debía estar acompañado, pero Boca asumió el costo de la multa). La sensación es que el plantel le soltó la mano después de la caída en el Maracaná.
La bronca de Darío Benedetto cuando el DT lo tenía listo para entrar y frenó el cambio dos veces justo antes y después del empate parcial de Advíncula -al final el Pipa ingresó- y el malestar de Nicolás Figal cuando fue reemplazado en los instantes finales para que ingresara Bruno Valdez en busca de un cabezazo salvador que nunca llegó fueron síntomas suficientes para diagnosticar el descontento de los jugadores con el entrenador.
Se trata del primer entrenador con currículum que eligió Juan Román Riquelme junto al Consejo de Fútbol desde que asumieron en 2019 y luego de la salida de Miguel Angel Russo.
En el medio pasaron Sebastián Battaglia y Hugo Ibarra, ambos del riñón del club y tras hacerse cargo de la Primera por la confianza de Román, que había evaluado -en ambos casos- que la tarea realizada en la Reserva era mérito suficiente para asumir con el primer equipo.
Almirón, que agarró el mando el 12 de abril, fue la primera gran apuesta de Riquelme para el banco de Boca.
El hombre que se cansó de ganar títulos en su primer ciclo en Lanús -luego no le fue tan bien- fortaleció al grupo y les dio rodaje a varios juveniles en busca de la Séptima pero dejó muchos puntos del torneo local en el camino que hoy se lamentan.
No se cumplieron siete meses desde su arribo al Xeneize y ya había dirigido 43 partidos, con 17 triunfos, 13 derrotas y 13 empates, y un saldo de 51 goles a favor y 39 en contra. Logró un 49,61% de los puntos y consiguió victorias en apenas tres de los últimos 18 partidos.
Tras apostar todo al Maracaná y quedarse sin nada, el entrenador se mostró abatido y dejó una frase premonitoria sobre su futuro, que pareció salirle del corazón: "Se derrumbó un sueño hoy pero esto sigue, y este es un club muy grande que se tiene que levantar siempre". Lo dijo dos veces, sin incluirse.
Más allá de su andar sin brillo pero constante en la Copa Libertadores, a su equipo le faltó ganar partidos importantes en el plano local. Y se irá de Boca con dos Superclásicos que fueron derrota, 0-1 en el Monumental y 0-2 en la Bombonera, ambos con declaraciones posteriores que no hicieron otra cosa que dejarlo demasiado expuesto, cuestionando los arbitrajes con poca elegancia.
Además, deja al equipo comprometido con la clasificación a la próxima Copa Libertadores: está muy lejos del cuarto puesto (el último que otorga un boleto) en la tabla general con 55 puntos. Y por otro lado, tiene la Copa Argentina, pero deberá ganarla para clasificarse: en semifinales jugará con Estudiantes y, si pasa, chocará con San Lorenzo o Defensa y Justicia.
Boca otra vez se quedó sin conductor y otra vez el foco se pondrá en si Riquelme y el Consejo dejan trabajar con libertad a sus entrenadores.
Fuente: Clarín
