Deportes

07/08/2020

Burbujas superclásicas: cómo serán los protocolos y las prácticas de Boca y River

Grupos de seis jugadores divididos por puestos, edad y titularidad

Fueron 145 días. Cuatro meses y casi tres semanas sin reunirse. Ese tiempo pasó el plantel de Boca sin verse de cerca, antes de reencontrarse hoy en el Complejo de Ezeiza, donde volverán a entrenarse el próximo lunes bajo un estricto protocolo sanitario. 

El 14 de marzo, el actual campeón del fútbol argentino goleó 4 a 1 a Godoy Cruz por la primera fecha de la Copa de la Superliga. Los jugadores volvieron de Mendoza el domingo 15. Regresaron a sus hogares. Fueron citados para el martes 17. Y ese mismo día se les avisó que el entrenamiento estaba suspendido hasta nuevo aviso. 

Hasta ahora. La nación accedió a todos los detalles de este retorno a las prácticas presenciales del club de la Ribera. El trabajo está estipulado con todos los recaudos, para evitar contagios. Nadie que no cumpla con el protocolo podrá acercarse al Complejo. Ni dirigentes, ni familiares, ni periodistas, ni hinchas. 

Con la ausencia prevista del técnico Miguel Ángel Russo, ayer fueron a Ezeiza los integrantes del cuerpo técnico y médico para hacerse los respectivos estudios e hisopado. 

Cada club que está en competencia internacional deberá pagarlo por sus propios medios, ya que la Conmebol exige los PCR. 

En cambio, el protocolo de la AFA habla solo de testeos sanguíneos, es decir, el test rápido. El caso de Russo es especial y por eso aún no está definido que participe de todos los entrenamientos. 

A sus 64 años, y luego de superar un cáncer de vejiga y próstata a comienzos de 2018 que en la actualidad le demandan controles de rutina, el DT de Boca es un paciente de alto riesgo de contagio. 

Hoy los jugadores volverán a verse. Se harán el hisopado y el estudio serológico (para saber si alguno ya cuenta con los anticuerpos para enfrentar el Covid). 

Además, como es habitual antes de cada pretemporada, todos serán sometidos a chequeos médicos (estudios cardiológicos y extracción de sangre). 

Una vez finalizados esos estudios, los futbolistas se retirarán del complejo con tres mudas de ropa para entrenarse, vendas y otros elementos que contribuyan a minimizar las molestias que puedan llegar a sentir al volver a calzarse botines después de cuatro meses y medio. 

También se llevarán a sus casas un termómetro y una planilla. Tendrán que tomarse la temperatura al menos dos veces por día y anotar en la planilla el resultado de esa medición. Lógicamente, si alguno levanta fiebre, avisa al club. 

Cuando el lunes deban presentarse en Ezeiza, cada jugador tendrá que llegar solo y con su auto, ya cambiado para el entrenamiento. Excepcionalmente ese día, volverán a ser sometidos a un segundo hisopado, más allá del ya habitual control de temperatura. 

Los dos grupos de 18 futbolistas están repartidos de acuerdo al puesto, la edad y la condición de titularidad o no. El objetivo de esta división es evitar que, en caso de algún contagio, Boca no se quede, por ejemplo, sin arquero. Cada grupo de 18 se desdoblará en tres grupos de seis. 

Cuando cada uno ingrese al complejo se le asignará un estacionamiento y una cancha puntual, y así evitarán cruzarse con los otros dos mini grupos de seis. 

En cada campo trabajarán seis personas al mismo tiempo, distribuidas a lo largo para lograr la distancia correspondiente. En cada cancha habrá también seis gazebos (uno por jugador) donde tendrán una mesa con una silla para poder cambiarse las zapatillas por los botines, donde podrán dejar sus pertenencias, y el buzo y la remera que utilizarán después de entrenarse. 

Por cada grupo y cancha habrá un profesor y un kinesiólogo o alguien del cuerpo médico, y obviamente un integrante del cuerpo técnico a cargo del entrenamiento. Una vez que finaliza la práctica, cada jugador se cambiará en su correspondiente gazebo y se llevará la ropa sucia a su casa, donde tendrán que lavarla. Además, en esa mesa tendrán su vianda con fruta, bebida y cereales, que es lo que suelen comer tras cada sesión. Esta rutina se repetirá todos los días, de lunes a sábados, durante las próximas dos semanas. 

Todo es contrarreloj: el 17 de septiembre Boca deberá visitar a Libertad, en Asunción, por la 3° fecha del Grupo H de la Libertadores, que lidera el conjunto paraguayo que dirige Ramón Díaz. No solo eso. De acuerdo al calendario que oficializó la Conmebol, apenas un mes y tres días más tarde culminará la etapa de grupos. 

En resumen: después de cuatro meses y 19 días, Boca tendrá 24 días para que su plantel se ponga en forma, para que luego dispute cuatro partidos en 35 días y los primeros tres en apenas 12 (después irá a Medellín a jugar el 24/9 con el DIM, y cinco días más tarde recibirá a Libertad). Y cerrará también de local el 22/10 frente a Caracas. Con un dato más: los tres rivales del Xeneize llevan más tiempo entrenándose. 

Fuente: La Nación

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