El adiós a Miguel Ángel Russo, un sabio gladiador del fútbol
Murió a los 69 años, siendo entrenador de Boca, club con el que logró su máximo éxito: la Copa Libertadores 2007. Durante mucho tiempo libró una dura y larga batalla que no pudo ganar.
Las imágenes, aquellas de comienzos de 2018, fueron conmovedoras. La solidaridad que le llegaba de todas partes, los mensajes de apoyo en su lucha para recuperarse y para combatir un maldito cáncer de próstata. Miguel Ángel Russo terminaba de llevar a Millonarios de Colombia a un par de títulos nacionales y ante la prensa, al reincorporarse a sus tareas, sus palabras fueron de agradecimiento: "Todos mis jugadores, el cuerpo técnico, los dirigentes... Todos sabían lo que pasaba y me respetaron muchísimo. El silencio es bueno. El grupo oncológico de la clínica me dio amor. Y esto se cura con amor". Recordó aquellos mensajes del ámbito futbolístico, de Argentina y del mundo entero, y hasta de Juan Manuel Serrat que le transmitió su solidaridad. Pero esa dura y larga batalla finalmente no pudo ser. Murió ayer a los 69 años, rodeado del amor de su familia y en su casa, como él lo decidió. Será velado en la Bombonera.
Miguel había vuelto a dirigir cuando, a principios de 2020, dio un nuevo batacazo, consagratorio: en su regreso a Boca ?convocado por Juan Román Riquelme? produjo el "rush" final que le dio el título de la Superliga en un final cabeza a cabeza con River. Y al toque se quedó con la Copa Maradona tras vencer por penales a Banfield en una final jugada en medio de la pandemia. También, antes de perder su lugar por una racha como insiste. Pero no. Este 2025 no le pudo decir que no a Boca para conducir un tercer ciclo luego de una buena campaña con un austero San Lorenzo. Su cuerpo ya estaba cansado. Pero el fútbol siempre estuvo delante de todo.
Como jugador fue un destacado volante central, siempre en Estudiantes.
de 10 partidos sin triunfos, encaminó al Xeneize a la conquista de la Copa Argentina que finalmente alzó con Sebastián Battaglia en el banco. Y no se quedó ahí este sabio ?y gladiador? del fútbol. En 2023, ganó la Copa de la Liga Profesional con su querido Rosario Central. Parecía que esa sería su última aventura como DT, otra vez con achaques de salud por culpa de ese cáncer tan maldito.
Russo y la Selección
México 86, la ilusión que no se pudo concretar
Bajo la conducción de Carlos Bilardo, Estudiantes concretó excelentes campañas: campeón metropolitano en 1982 y nacional al año siguiente. Russo era un jugador clave y entonces Bilardo, al asumir como DT de la Selección heredando a Menotti, contaba con él. Fue casi infaltable en ese primer ciclo de la Selección, entre 1983 y las Eliminatorias para el Mundial 1986; jugó 17 partidos, entre amistosos y oficiales, y marcó un gol contra Venezuela. Sin embargo, a la hora de la convocatoria para el Mundial, Miguel quedó afuera. El volante central titular fue Sergio Batista. "Me llamó Bilardo y me dijo: Me vas a entender cuando seas entrenador. Fue un día difícil: era el cumpleaños de mi mujer, tenía 50 personas en casa... Nunca lo juzgué, creo que fue una decisión correcta".
Russo jugaba en la contención pero el mediocampo se complementaba con tres 10 creativos como Alejandro Sabella, el Bocha José Daniel Ponce y Marcelo Trobbiani. Fueron también las temporadas de un Russo más experimentado y solvente, lo que le abrió las puertas de la Selección hasta las Eliminatorias del Mundial 86. En aquella grieta entre bilardistas y menottistas, si bien tenía su
Como técnico fue campeón con Boca, Lanús, Estudiantes, Central y Vélez.
Pertenencia a Estudiantes, Russo también fue muy respetuoso con las conquistas y estilos de Menotti. Y bebió de ambas fuentes a la hora de tener que dirigir. "El bilardismo era una idea de fútbol que tuvo un pico en el Mundial 86 y tenía que ver con el orden, la disciplina, el trabajo y los jugadores. Igual en esa polémica se hablaba mucho y se decía poco", contó. Una seguidilla de lesiones en una
La Libertadores. Con Riquelme como líder futbolístico, campeón en la edición 2007. Su rodilla lo obligó a dejar el fútbol con 31 años y a proyectar su futuro como DT. Entrevistado por El Gráfico recordó: "Me fui a Europa para experimentar. Estuve con Arrigo Sacchi y se portó bárbaro. Después con el Napoli de Diego, que tuvo gestos increíbles conmigo. Y en Madrid, donde Valdano me abrió las puertas del Real. Fui almacenando cosas, pensando que en algún momento todo me iba a servir. Me gustaba hablar de táctica con los entrenadores".
Desde 1989, con Lanús, al que dirigió 200 partidos y con el que logró dos ascensos, inició un ciclo que lo convertiría en uno de los entrenadores más importantes del país, a punto que varias veces estuvo entre los candidatos a dirigir la Selección.
En Argentina también dirigió a Estudiantes, Rosario Central, Colón, Los Andes, Vélez, San Lorenzo, Boca y Racing, mientras que hizo algunas experiencias en el exterior: Universidad de Chile en 1996 (escaló hasta las semifinales de la Copa Libertadores y perdió con polémica ante el River de Enzo Francescoli), Morelia en México, un breve paso por el Salamanca español a fines de los 90 y Millonarios.
El título de la Libertadores con Boca en 2007 resalta en ese plano, pero también consagró a Lanús, Estudiantes y Central en el Nacional B y a Vélez en el Clausura 2005. Este fue su primer título en la categoría superior del fútbol argentino y se complementó al llevar al equipo hasta las semifinales de la Copa Sudamericana, además de cuartos en la Libertadores, teniendo entre su plantel a Lucas Castromán, Jonás Gutiérrez, Mauro Zárate y Leandro Gracián. También le abrió las puertas para suceder a Ricardo Lavolpe en la conducción de Boca, pero la salida disgustó a los hinchas de Vélez.
En una entrevista en Clarín con Enrique Gastañaga, tras el suceso con Millonarios, Russo reflexionaba: "Los egos empezaron a hacerle daño al fútbol cuando apareció con más fuerza la TV y aumentó el dinero en juego. Desde los 90, te meten en la vida íntima, en el vestuario, en todo. Es la sociedad que tenemos. El tema es ver cómo te adaptás, cómo no perdés la esencia, cómo no dejás de ver que esto es un juego. Nacemos y morimos con la pelota. Si no olvidamos de jugar, perdemos todo".
Sobre sus métodos de conducción, sostenía: "El poder no es castigar, es saber ganarse el respeto. Y brazo al que está en el piso". Y confiaba: "No me pongo a pensar hasta cuándo voy a dirigir. Estoy más claro, más profundo. Evito las tonterías y sigo adelante".
Su último baile fue en Boca. Un club que, más allá de su amor por Estudiantes, Lanús y Rosario Central, todos clubes donde fue ídolo, le quitaba el sueño. Llegó para ser piloto de tormenta luego de la partida de Fernando Gago y el último interinato de Mariano Herrón. Debutó en el Mundial de Clubes y pareció transmitir su sabiduría para obrar un último milagro. Pero el Xeneize, en medio de internas y tironeos, con su mimado Juan Román Riquelme ahora como jefe, lo hizo renegar. A tal punto que su equipo pasó 11 partidos sin triunfos y se convirtió en el protagonista de un récord que nadie quiere tener. Ojo, con su paciencia, y ya con el paso cansado, logró encarrilar la situación. "Son momentos, son decisiones". Él siempre lo supo. Hasta el final.
Dolor en el fútbol y un minuto de silencio de la Selección Nacional
El fútbol argentino sintió el duro adiós de Miguel Ángel Russo y las condolencias se sucedieron una tras otra. Fue suspendido el partido Barracas Central-Boca, que estaba previsto para el sábado, a tiempo que a los 38 minutos de primer tiempo se cortó ayer Boca 1-Belgrano 2 en el Torneo Proyección, al conocerse la triste noticia. En tanto, la Selección Nacional hizo un minuto de silencio en el entrenamiento en Miami.
"Miguel deja una huella imborrable en nuestra institución y será siempre un ejemplo de alegría, calidez y esfuerzo. Acompañamos a su familia y a sus seres queridos en este momento de dolor. ¡Hasta siempre, querido Miguel!" dijo el comunicado de Boca.
Con palabras sentidas hicieron lo propio San Lorenzo, Lanús, Estudiantes, Vélez y Rosario Central, clubes en los que dirigió, a tiempo que las condolencias llegaban desde Millonarios de Colombia, la Conmebol y la AFA.
"Gracias por enseñarnos, gracias por tantas alegrías. Quedarás por siempre en nuestros corazones. Descansa en paz, Miguel querido", escribió Ángel Di María.
La Libertadores 2007 y otros títulos
Como entrenador, Russo logró sus primeros títulos con Lanús y Estudiantes de La Plata (1992 y 1995, respectivamente) en el Nacional B y ascendiendo. En 2005 fue campeón del Clausura con Vélez y en 2013, otra vez en el Nacional B, llevó al título y al ascenso a Rosario Central. Ya en Colombia, dirigió a Millonarios en 2017 y obtuvo el Torneo Finalización y la Superliga.
Pero la máxima conquista de Russo como DT fue la Copa Libertadores con Boca en 2007, coincidiendo con un inspirado momento de Juan Román Riquelme. Boca eliminó a Vélez en octavos, Libertad de Paraguay en cuartos y Cúcuta de Colombia en semis.
En la definición venció 3-0 a Gremio en la Bombonera y 2-0 en Porto Alegre. Milan (2-4 en Japón) lo frenó en la Intercontinental.
Retornó a Boca a fines de 2019 y lo condujo al título de la Superliga y a la vuelta olímpica en la Copa Maradona en 2020. Su última gran alegría fue con Rosario Central, con la conquista de la Copa de la Liga Profesional en 2023.
Fuente: Clarín