Aunque están en declive, advierten sobre los riesgos de usar camas solares

El caso de una joven porteña que terminó con el 90% de su cuerpo comprometido tras dos sesiones reactualizó el alerta. Aunque cayó la demanda, estos aparatos se siguen utilizando en el país. Para los especialistas, deberían prohibirse.

No fue un día entero de playa. No fue un accidente doméstico con agua hirviendo.

Paula Ferro fue viral en Twitter por haber ido a una cama solar en Villa Pueyrredón.

Terminó llena de crema, de la cabeza a los pies, en una cama del Hospital de Quemados. Rojísima, con el 90% del cuerpo comprometido, estuvo al borde de la internación. Con ganas de vomitar, deshidratada al nivel de necesitar suero, fiebre y sin poder comer ni tomar agua. ¿Qué pasó? Aprovechó una promo 2x1 e hizo las dos sesiones seguidas. "Me duelen hasta los párpados", contó.

Paula es el caso "testigo" de un daño que no es usual pero sí real. Decidió no compartir la promoción con una amiga, usarla ella sola, en el mismo día, y sólo le dijeron "te vas a poner más roja". Tenía un casamiento y consideró que el enrojecimiento se le iba a pasar en dos días. A las 3 horas de haber salido del solarium, el cuadro empeoró.

Pese a que cada vez se ven menos locales de camas solares y más de bronceado instantáneo con emulsiones en aerosol, siguen vigentes. Y atraen con más promociones que cuidados. ¿Cuáles son los riesgos? ¿Depende del tipo de piel? ¿El error fue hacer las dos sesiones juntas? En 2009, las camas solares fueron recategorizadas por la Organización Mundial de la Salud como "cancerígeno clase 1". Igual que el arsénico y el tabaco. En algunos países como Australia y Brasil están prohibidas.

"En Argentina existe una ley que fue ratificada por varias provincias, incluida Buenos Aires, que restringe su uso a menores de edad", dice a Clarín Andrés Politi, médico dermatólogo, coordinador de la campaña nacional de cáncer de piel de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).

Fuente: Clarín