Cada año hay más turismo en la Antártida y temen que impacte en el ambiente
Verano. El interés sobre destinos aislados del mundo atrae a un mayor número de visitantes; los viajes son costosos; el fenómeno podría generar preocupación internacional
Para Paula Casela es normal hablar de la Antártida. De chica, vivió dos años con su familia en la Base Esperanza y es tercera generación "antártica".
Lo que para la mayoría de sus compatriotas es extraordinario, para ella es parte de su día a día. Trabaja en el Programa de Gestión Ambiental y Turismo de la Dirección Nacional del Antártico y es representante argentina frente al Comité de Protección Ambiental.
"El turismo es parte importante de la agenda de los Estados Parte del Tratado Antártico porque preocupa el aumento que tiene. Una gran pregunta que nos hacemos es el impacto ambiental que tienen las tendencias de la actividad turística y qué podemos hacer al respecto", dice Casela.
Entre 2015 y 2020, la cantidad de personas que visitaron la Antártida pasó de 40.000 a más de 74.000. La temporada 2021 fue cancelada por la pandemia y el verano pasado hubo una reactivación débil. En la actual temporada es muy probable que se alcancen cifras récord.
Las compañías de cruceros responden a esa demanda incorporando más plazas. La industria naviera desarrolla nuevas embarcaciones para entornos polares que se caracterizan por su sofisticación técnica. Algunos buques van a reemplazar otros ya existentes aunque, al ser de mayor tamaño, habrá un aumento neto en el transporte de pasajeros.
Este crecimiento preocupa por las posibles consecuencias en el ambiente. Muchos especialistas se preguntan si el turismo antártico puede ser una actividad sustentable, si puede evitarse que el impacto, en ciertos momentos y en ciertos lugares, exceda la capacidad de carga y, en tal caso, qué medidas efectivas de protección deben tomarse.
Fuente: El Cronista Comercial