"La calidad de vida tal como la conocemos no es posible sin la naturaleza": Sandra Díaz, elegida por Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo
La científica del CONICET y profesora en Córdoba, Sandra Díaz, celebró el impacto global de la encíclica Laudato. Time la eligió entre las 100 personas más influyentes del mundo por mostrar con evidencia cómo el cambio climático afecta cada aspecto de nuestra existencia.
La Naturaleza como Testigo: Un Diálogo Cósmico con Sandra Díaz
Bióloga del CONICET, profesora universitaria y ahora figura entre las 100 personas más influyentes del mundo según Time, Díaz no es solo una científica: es una traductora de los susurros de la Tierra.
El Lenguaje de la Vida
?La naturaleza no es un telón de fondo?, dice, mientras acaricia una rama de ceibo, esa flor nacional que parece un corazón sangrando. ?Es el aire que entra en tus pulmones, el agua que calma tu sed, el pan que sostiene tus días. Sin ella, ni siquiera existiría la palabra civilización?. Su voz, suave como el rumor de un arroyo, teje imágenes: bosques que transpiran nubes, ciudades donde los árboles son muros contra el ruido y la contaminación, cultivos que dependen de polinizadores invisibles pero indispensables.
Habla de cómo un alero cubierto de parras puede reducir el calor en verano más que cualquier aire acondicionado, o de cómo los humedales actúan como esponjas gigantes, evitando inundaciones. ?Cada planta, cada insecto, es un engranaje en una máquina perfecta. Y nosotros somos parte de esa máquina, aunque a veces nos creamos dueños de ella?.
Ciencia y Fe: Un Eclipse en el Vaticano
La conversación deriva hacia el Papa Francisco y su encíclica Laudato Si. ?Fue como ver a un cometa cruzar el cielo de la diplomacia?, confiesa Díaz, sus ojos brillando con una mezcla de asombro y gratitud. ?Aquél texto no era teología, era poesía científica. Francisco hablaba de ?hermano sol? y ?hermana agua?, pero también citaba estudios sobre el deshielo y la deforestación. Logró lo que muchos académicos anhelamos: conectar el cerebro con el corazón?.
Recuerda cómo, en 2015, la comunidad científica recibió el documento con escepticismo inicial. ?¿El Vaticano hablando de cambio climático? Parecía una paradoja cósmica?. Pero al leerlo, encontraron un llamado a la acción tan riguroso como apasionado. ?Ahí estaba todo: la crisis climática, la injusticia social, la interdependencia entre especies? Hasta un párrafo sobre los pueblos originarios y su sabiduría ecológica. Alguien había hecho la tarea?, sonríe.
¿Cómo explicar que un Papa, custodio de dogmas milenarios, abrace la urgencia ambiental? ?Es una señal de los tiempos?, reflexiona. ?Cuando hasta el corazón de la fe reconoce que la ciencia no es su enemiga, sino su aliada, algo cambia. Ya no se trata de creer o no creer, sino de sobrevivir?.
El Mito del negacionismo y los asteroides gritones
Sobre los líderes que aún niegan la crisis climática, Díaz elige una metáfora cósmica: ?Son como asteroides que gritan ?¡No existimos!?, mientras se precipitan hacia la Tierra. Ruidosos, pero minoritarios?. Aclara que la mayoría de los gobiernos ya actúan, aunque con lentitud glacial. ?Nuestro rol no es competir con gritos, sino encender faros. Por ejemplo, mostrar que proteger un bosque no es ?ecologismo romántico?, sino inversión en salud pública: esos árboles filtran partículas que causan enfermedades respiratorias?.
Yo creo que un rol muy importante que tenemos en la ciencia es ayudar a la gente a distinguir entre quien simplemente grita más y quien tiene todos los argumentos sobre la mesa.
Habla de su trabajo en el Panel Internacional de Biodiversidad (IPBES), donde colabora con cientos de científicos para mapear cómo la pérdida de especies afecta a la humanidad. ?No son solo los osos polares o las ballenas. Es el suelo que se erosiona sin microbios, los cultivos que colapsan sin abejas, las medicinas que nunca se descubrirán si desaparecen las plantas?.
La Lista de Time: Un Espejo en el Cosmos
El reconocimiento de Time la tomó por sorpresa. ?Me llegó un correo y pensé: ?¿Esto es spam???, ríe, incómoda ante el título de ?influyente?. ?Es una palabra enorme? Pero si sirve para que una niña en Jujuy piense ?yo quiero ser científica?, bienvenida sea?. No menciona que, horas después de la entrevista, volvería a su rutina: revisar datos en su oficina de Córdoba, donde un mapa del mundo muestra zonas rojas ?ecosistemas en riesgo? como heridas abiertas.
Su influencia, sin embargo, trasciende laboratorios. En 2019, su investigación sobre cómo ciertos rasgos vegetales predicen la resiliencia de los ecosistemas fue citada en la ONU. ?Fue extraño ver gráficos míos en un salón lleno de trajes y corbatas. Pero ahí entendí que la ciencia no termina en un paper: termina en políticas, en leyes, en vida?.
Epílogo: Un Solo Hogar bajo las Estrellas
Al despedirnos, Sandra regala una reflexión que evoca a Carl Sagan: ?Imagina que alguien llega de otro planeta y ve la Tierra. No diría ?miren sus ciudades? o ?sus tecnologías?. Diría: ?Miren ese milagro azul y verde, donde todo está conectado?. Nosotros somos ese milagro, y también su amenaza?.
En su jardín, una mariposa se posa sobre un jazmín. Díaz la observa en silencio, como si en ese vuelo estuviera la clave de algo mayor. ?Cada especie es un libro de instrucciones para vivir en este planeta. Quemar esos libros no es solo una tragedia: es un suicidio cósmico?.
Mientras las estrellas siguen su danza indiferente, aquí abajo, en este punto azul pálido, alguien sigue escuchando a las plantas. Tal vez, gracias a ella, aprendamos a oírlas antes de que su silencio sea el nuestro.
Fuente: Ejes de Comunicación