EE.UU. unifica posición con sus aliados y amenaza a Rusia con represalias si invade Ucrania
El canciller de Biden, Antony Blinken, trató el conflicto con Alemania, Reino Unido y Francia. Hoy se reunirá con su par ruso en un crucial intento por superar la crisis.
Estados Unidos y sus aliados europeos advirtieron ayer a Rusia que sufrirá graves consecuencias si "uno solo" de las decenas de miles de soldados rusos concentrados en la frontera incursiona en territorio de Ucrania, lo que elevó aún más la tensión en esta peligroso conflicto, el más grave desde el fin de la Guerra Fría.
El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, quien ayer se reunió en Berlín con los cancilleres de Alemania, Francia y Reino Unido para analizar la situación, sostuvo que "si fuerzas militares rusas cruzan la frontera ucraniana y cometen nuevos actos de agresión contra Ucrania, habrá una respuesta rápida, severa, unida de Estados Unidos y nuestros aliados y socios".
El gobierno ruso, en tanto, alegó que "los reclamos de Kiev y Occidente sobre un inminente ataque de Moscú contra Ucrania" son "una tapadera para realizar provocaciones a gran escala por su parte, incluyendo las de carácter militar"?.
"Pueden tener consecuencias extremadamente trágicas para la seguridad regional y global", afirmó la vocera del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zakharova Zakharova.
Poco antes, el Kremlin había denunciado los comentarios "desestabilizadores" de Joe Biden sobre Ucrania, después de que el presidente estadounidense prometiera una respuesta "severa" en caso de un ataque militar ruso contra Kiev. "Las declaraciones se repiten sin cesar y no contribuyen para nada a calmar las tensiones actuales. Además, pueden contribuir a desestabilizar la situación", dijo el vocero del presidente Vladimir Putin, Dimitri Peskov.
Moscú, pese a que insiste en que no tiene intenciones de invadir Ucrania, viene desplegando decenas de miles de soldados y blindados frente a la frontera ucraniana. Fuentes militares citadas por medios estadounidenses sostienen que habría unos 120.000 hombres, más tanques y blindados de distinto tipo.
A este despliegue de tropas Rusia le sumó la realización de masivos simulacros de guerra conjunta con Bielorrusia, que tiene frontera con Ucrania, y amplios ejercicios navales en varias partes del globo. Uno de ellos con Irán y China en el Golfo de Omán.
Este escenario militar puso en alerta a las potencias Occidentales.
Los analistas consideran que de esta manera Rusia presiona para obtener una respuesta favorable a sus demandas: quiere garantías de que Ucrania no será incorporada a la OTAN, la alianza militar de Occidente, y que tampoco desplegarán armas en esa exrepública soviética.
Blinken mantuvo este jueves en la capital alemana conversaciones con sus aliados europeos, en víspera de la crucial reunión de hoy con su par ruso, Sergei Lavrov, en uno de los últimos intentos por encontrar una salida a esta crisis global.
Una violación a la soberanía territorial de Ucrania "nos devolvería a una época peligrosa e inestable, cuando este continente estaba dividido en dos, con la amenaza de una guerra total planeando sobre nuestras cabezas", insistió Blinken. Y admitió que el estallido de la crisis ten dría "consecuencias globales".
El canciller estadounidense enfatizó que Moscú reta con su "escalada" sobre Ucrania a los principios "de la paz y seguridad internacionales", entre los que destaca el derecho de un país a que otro "no modifique sus fronteras por la fuerza".
Su homólogo francés Jean-Yves Le Drian, advirtió por su lado a los rusos contra el deseo de forjar un "Yalta 2", una nueva repartición de las esferas de influencia entre el Este y el Oeste, 77 años después de la conferencia que diseñó la Europa de la postguerra.
En Gran Bretaña, el primer ministro Boris Johnson calificó de "desastre para todo el mundo" una eventual invasión rusa de Ucrania.
En el determinante encuentro de este viernes, segundo que EE.UU. y Rusia celebran en Ginebra este mes tras el diálogo estratégico del 10 de enero, Lavrov insistirá en que Washington ofrezca garantías de que Ucrania no será en un futuro miembro de la Alianza Atlántica.
Sin embargo, Blinklen adelantó que no va a ofrecer ninguna respuesta por escrito a las demandas rusas.
El propio Joe Biden también ha dicho que esa posibilidad está descartada de plano. Washington sostiene que una nación no puede imponer a otra con quién asociarse ni crear esferas de influencia para "subyugar a sus vecinos a su antojo".
Mientras siguen las negociaciones, aumenta la concentración bélica en la región. Esta semana Estados Unidos dio su visto bueno a las peticiones de países bálticos de enviar armas de fabricación estadounidense a Ucrania.
Kiev también había solicitado armamento a Alemania, pero hasta ahora Berlín lo ha rechazado. La nueva ministra de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, aseguró que Alemania "haría todo para garantizar la seguridad de Ucrania", pero descartó el envío de armas.
El gobierno de Biden, en cambio, ya puso en marcha la provisión de armamento moderno. Un responsable del Departamento de Estado en Berlín dijo que Washington está "acelerando los traslados autorizados de equipos de origen estadounidense procedentes de otros aliados".
La aprobación respondió a demandas urgentes de Estonia, Letonia y Lituania para asistir a Ucrania. Sucede que estos tres países vecinos de Rusia se alarmaron ante el despliegue por parte del Kremlin de tropas y tanques en la región.
"Hemos decidido enviar armas y otro tipo de ayuda a Ucrania", confirmó el ministro lituano de Defensa, Arvydas Anusauskas, explicando que esta decisión puede tener un efecto "disuasivo" en Rusia. "La historia nos ha mostrado que hacer concesiones al agresor conduce a una gran guerra. No queremos eso. Cualquier país debe tener la posibilidad de defenderse", dijo Anusauskas.
Este viernes es el encuentro crucial entre los representantes de ambas potencias en Ginebra. "Hay que ver dónde nos situamos? y ?si quedan oportunidades para proseguir la diplomacia", adelantó Blinken, sin muchas esperanzas.
Fuente: Clarín