Macron descartó renunciar y prometió designar un nuevo primer ministro
En un discurso tras la moción de censura contra Barnier, aseguró que permanecerá en el cargo hasta el final de su mandato
No, Emmanuel Macron no tiene intenciones de renunciar. Así lo hizo saber ayer el presidente francés en una alocución televisada en la que denunció la "irresponsabilidad" de los diputados de izquierda y de extrema derecha, que tumbaron el miércoles el gobierno del primer ministro Michel Barnier y "que solo piensan en las próximas presidenciales, en vez de preocuparse por los intereses de la nación".
Un día después de la histórica moción de censura que vetó a Barnier y a su gobierno en la Asamblea Nacional, el país esperaba la intervención de Macron con impaciencia. Sin primer ministro, la atención política se centró de inmediato en el presidente francés, cuya dimisión clamaban a coro la mayoría de los líderes de izquierda y de extrema derecha, responsables de la moción.
Al reconocer que su decisión de disolver la Asamblea en junio fue "incomprendida" por muchos franceses, que según los sondeos lo consideran "responsable" de la inestabilidad institucional del país, Macron recordó que esa disolución fue motivada por los resultados de las elecciones europeas, que habían mostrado el avance de los extremos.
"Los franceses querían una clarificación, yo traté de escucharlos. Asumo que mi decisión no fue bien comprendida. Pero era ineluctable. Porque numerosos responsables políticos anunciaban la censura del gobierno" para el fin del verano boreal, dijo. "Pero en las elecciones legislativas del 9 de junio, no fui yo quien eligió la conformación de la actual Asamblea, fracturada en tres bloques irreconciliables: fueron todos ustedes", señaló a los franceses.
Al aludir a la alianza de los diputados del Nuevo Frente Popular (NFP), integrada por todos los partidos de izquierda, y los de la extrema derecha de la Reunión Nacional (RN) para votar la censura, el presidente denunció a ambos grupos "unidos en un frente antirrepublicano".
"Sé bien que algunos sienten la tentación de hacerme responsable de esta situación. Es mucho más cómodo. Yo he asumido todos mis actos y muchos errores. Pero no asumiré jamás la irresponsabilidad de los otros. Y sobre todo de los parlamentarios que optaron, totalmente conscientes, rechazar el presupuesto y hacer caer el gobierno de Francia a escasos días de la Navidad", acusó.
Tras afirmar que el "único objetivo" de esos grupos parlamentarios "son las elecciones presidenciales, para prepararla, para provocarla, para precipitarla", repitió una vez más que no piensa renunciar hasta el fin de su mandato, cuyo quinquenio concluye en 2027.
"Lo ejerceré plenamente hasta el final. Mi responsabilidad exige ocuparme de la continuidad del Estado, del buen funcionamiento de nuestras instituciones, de la independencia de nuestro país y de la protección de todos", dijo.
El presidente francés no se equivoca. La clase política francesa, y en particular los extremos, se han mostrado hasta ahora incapaces de dialogar. Cada uno tiene una fijación con el poder. Y de inmediato.
"No fue el señor Barnier el censurado el miércoles. Fue el señor Macron. Tiene que irse para que el pueblo pueda votar de nuevo", declaró nuevamente, al persistir en olvidar que fueron los franceses quienes votaron en junio la actual Asamblea.
Después de haber acusado a la izquierda, que impulsó de la moción de censura, "cuyo texto deda lo contrario de su programa, insultando así a sus propios electores", Macron acusó a la extrema derecha de Marine Le Pen por haber "optado por el desorden".
Apenas tres meses después de que Barnier entrara en funciones, y obligado a actuar rápidamente, el presidente nombrará un nuevo primer ministro en los próximos días, que estará al frente de "un gobierno de interés general, que represente todas las fuerzas políticas que se comprometan a no censurar".
Sin entrar en detalles sobre el programa del próximo gobierno, Macron afirmó que exigirá "un objetivo claro" para que los "próximos 30 meses sean útiles para el país". Trató en todo caso de tranquilizar a los franceses, al afirmar que el futuro próximo no pasará por "más impuestos, más reglamentación y laxitud frente al narcotráfico".
Fuente: La Nación