Internacional

20/05/2021

Tras ocho meses de encierro, París volvió a sus terrazas, bares y museos

Las calles se vieron colmadas de parisinos que buscaban recuperar la normalidad.

La vida volvió a París. Bares, restaurantes, brasseries y museos abrieron ayer miércoles y los franceses descubrieron esos pequeños placeres cotidianos, suprimidos por ocho meses a causa del coronavirus. 
Leer el diario Le Parisien y Les Echos en el Bar La Fontaine, frente a un café y una croissant, reencontrar a los vecinos en el kiosco de diarios, ver las pequeñas boutiques reabrir y exhibir la moda de primavera volvía este miércoles a hacer soñar a los franceses, confinados por el Covid. Y otra ventaja: el toque de queda comienza desde este miércoles a las 9 de la noche y no a las siete de la tarde, aunque los barbijos son obligatorios. 
Lluvia torrencial y sol al mediodía para un día histórico y tan esperado, que llegó con frío en un mayo inusualmente fresco y destemplado. 
El primer paso lo dio el presidente Emmanuel Macron, que salió del Eliseo temprano y se encontró en esas terrazas de madera que ocupan media calle para tomar un cafecito con Jean Castex, su primer ministro. 
Después, las terrazas de los cafés se llenaron de habitués, que se reencontraron con los dueños, con los mozos, con sus historias y desventuras de 8 meses. "¿Te vacunaste?", era la pregunta obligada. Dos de cada cuatro no habían recibido la vacuna. "¿Tuviste Covid?" fue la siguiente. 
Todos vieron cerrados a cal y canto, con carteles de alquiler, aquellos locales que no pudieron sobrevivir las adversidades del Covid y sus dramas financieros: desde inmobiliarias a agencias de viaje, almacenes de barrio y boutiques de moda. 
Los restaurantes buscaron sobrevivir con el "take away" estos meses de encierro. Pero este miércoles acomodaban sus terrazas en la calle, con sus sillas de jardín improvisadas y con 6 invitados en una mesa como máximo. 
Se notan las ausencias. Romeo, la exuberante e histórica mueblería del Faubourg St Antoine, ha desaparecido. 
El Boulevard St Germain es la imagen de la desolación, con docenas de boutiques cerradas. 
Lo mismo sucede en los Campos Elíseos: demasiadas pérdidas para seguir pagando astronómicos alquileres. 
Las bicicletas, las trottinettes y un embotellamiento fenomenal de taxis y colectivos son la nueva cara de París. La gente regresa al automóvil por temor a los transportes públicos y a los contagios. 
Aunque el ministro de Salud, Oliver Veran, diga que recién van a finalizar con el Covid "en noviembre o diciembre", Francia reabre simbólicamente también los museos y los cines. Un gesto hacia la cultura clausurada, cuando las farmacias ofrecen testearse con resultados en 15 minutos, en una carpa en la vereda.  
 

Fuente: Clarín

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