Con cajeros "dactilares" y selfies, los bancos buscan que la gente ya no use tantas claves
En vez de pedirle al cliente que memorice contraseñas, cada vez más entidades verifican su identidad mediante sus huellas digitales, el rostro o el iris. Así facilitan el ingreso a las apps, evitan trámites presenciales y dejan extraer plata sin tarjeta.
Acordarse de llevar la tarjeta para poder sacar efectivo del cajero. Recordar allí la clave PIN y la de letras. Memorizar el del home banking, más el nombre de usuario. Agregarle a eso el "token" para las transferencias y el código para operar por teléfono. Y si hay que ir al banco para abrir una cuenta, no olvidar el DNI. Muchos de estos requisitos de los bancos, destinados a prevenir fraudes, venían multiplicándose. Pero ahora empezaron a perder terreno. Y la apuesta del sector financiero es que pronto las contraseñas sean reemplazadas por tecnologías "biométricas" que verifican la identidad de la persona a partir de rasgos únicos de su cuerpo. Principalmente, la huella digital, el rostro, el iris y el timbre de voz.
Este fenómeno crece en el país y tendrá este año su gran expansión, según comprobó Clarín tras consultar a una docena de bancos y a las dos grandes redes interbancarias, que son las que en gran medida desarrollan y ponen estas tecnologías a disposición de las entidades.
En varios bancos, por ejemplo, el acceso a la banca móvil ya no requiere tipear un nombre de usuario ni una contraseña, sino que puede hacerse apuntando la cámara al rostro o apoyando el dedo en el smartphone.
El pionero en lanzar el reconocimiento facial en su app había sido el ICBC, en junio de 2017. Recientemente se sumaron varios otros. Como el Macro, que en octubre habilitó el ingreso a su app con la huella o el rostro.
El Patagonia también incorporó hace meses el "log in" con huella y dicen que les trajo "un importante crecimiento en el uso de la app". El Supervielle anunció este mes que sumó a su banca móvil un sistema para entrar con el rostro y autorizar operaciones con la mirada. Mientras que bancos como el Hipotecario, el Provincia y el BBVA confirmaron a Clarín que trabajan para hacer lanzamientos similares próximamente.
Al ir al cajero automático, la biometría también empieza cambiar la experiencia, al incluirse lectores dactilares que permiten operar sin la tarjeta de débito ni claves de acceso.
Red Link, que instaló el primer cajero biométrico en 2017, cuenta ya con 1.482 máquinas con lectores de huellas entre los 9.300 aparatos que interconecta en el país. Todos ellos, dicen, permiten a jubilados y pensionados sacar plata y demostrar la "supervivencia" o "fe de vida", sólo con el dedo. Y en un 23% de los casos, también permiten operar sin tarjeta a cualquier cliente que haya registrado sus huellas en el bando.
En la otra gran red, Banelco, están haciendo una prueba piloto con tres bancos, sólo para jubilados. El Macro tiene dos máquinas. Y el Comafi, en diciembre, habilitó las suyas para que adultos mayores operen con su huella "enrolada en la ANSES" y con un "servicio de validación en línea" con ese organismo.
Otro gran uso de la biometría se orienta evitar trámites presenciales o hacerlos más ágiles. Así, muchos bancos ya dejan a cualquier persona convertirse en cliente, desde el celular, sin pisar una sucursal, tomándose una selfie y una foto del DNI que se validan online con el Registro Nacional de las Personas (Renaper).
El Hipotecario, por caso, lanzó este año una plataforma de este tipo, Búhobank, que permite así sacar una cuenta, pedir tarjetas y préstamos. Y en lo que va de abril, cuentan, el 31% de las ventas ya se hicieron por ese canal.
Al Itaú, el "on boarding digital" llegó en diciembre. En el Macro, está desde principios de año. El Ciudad, en tanto, está lanzando un sistema biométrico que permite que, en su ecommerce Tienda Ciudad, en medio de su compra online, las personas pueden hacerse clientes pidiendo una tarjeta de crédito que, en el acto, le permitirá pagar ese mismo consumo.
Lo que vendrá, adelantan en los bancos, son campañas para que los clientes "enrolen" sus rasgos biométricos. Por ejemplo, registrando su voz y sus huellas en las sucursales.
Fuente: Clarín






