Quejas en el campo: al productor no le llegan los beneficios del récord de la soja
Quienes producen en tierras alquiladas o en zonas con sequía dicen que, por efecto de las retenciones y la brecha cambiaria, solo les llega un 36% del precio en Chicago; impacto en los pueblos del interior
Mientras el precio de la soja estuvo la semana pasada por arriba de los 600 dólares por tonelada en la Bolsa de Chicago (el viernes cotizó en US$582 la posición julio) y mejora aún más el ingreso de divisas para el fisco, la realidad que viven los productores agropecuarios en el interior del país dista mucho de ese furor agrícola.
Para Lucas Lazzari, de 41 años, tercera generación de agricultores de San Nicolás (provincia de Buenos Aires), el precio que marcó el grano, el más alto en casi nueve años, se aleja de los valores que recibe el sector en la Argentina, por efecto de las retenciones y de la brecha cambiaria.
"El Gobierno castiga al que produce. Hoy solo recibimos un 36% del valor que marcan las pizarras afuera, por eso no va a haber reactivación económica, y menos aún derrame en los pueblos del interior como hace años. Porque, además, en nuestra zona la seca nos mató y para volver a sembrar en la nueva campaña vamos a tener que pedir créditos", indicó a la nacion.
El productor nicoleño trabaja con su padre, José Mario, unas 200 hectáreas entre alquiladas y propias, en la zona de La Emilia y de Campo Salles. "Lo producido es para pagar los arrendamientos y los insumos. La cuenta es fácil: si yo alquilo un campo a 14 quintales de soja y en ese campo solo saqué 13 quintales, debo hacer frente a los compromisos y sacar el dinero de ese quintal que me falta para terminar de pagar el arrendamiento", explicó.
"A eso hay que sumar la maquinaria e insumos, dado que en el tema empleados no tenemos costos porque trabajamos nosotros. Este año debemos hacer unas 80 hectáreas de trigo para diluir costos, y como no tenemos máquinas para sembrar ni cosechar, tuvimos que contratar y nos cobran $3800 la hectárea por la cosecha", añadió.
En este contexto, Lazzari explicó que, además, deben batallar a diario con el riesgo climático. "En el campo propio sembramos soja y en parte sacamos unos 20 quintales, pero en otros solo sacamos 12", describió.
Por otra parte, contó la situación que se vive en la cooperativa de General Rojo, de la que él forma parte.
"Muchos productores que estaban acostumbrados de toda la vida a trabajar financiándose con la cooperativa y retirar insumos para pagar a cosecha, hoy no tienen cómo pagar los insumos atrasados, y menos para financiarse para la próxima cosecha. Necesitan sembrar, pero no pueden pagar lo que deben de la cosecha pasada", afirmó.
Por su parte, Silvio Montenegro, que trabaja en el sur de Santa Fe en un campo agrícola en la zona de Chabás y otro ganadero en Cepeda, se quejó de la política económica para el sector. "Soy quinta y última generación de productores agropecuarios santafesinos de Funes. Mis hijos no buscan seguir la frustración de los padres y eligieron otras profesiones. Sé que es una decisión inteligente, es doloroso para mí, pero más duele para el país", se lamentó.
"Cada año hay 5000 productores menos, que siempre son pequeños que viven en los pueblos pegados a sus campos, que además mueven la economía de su lugar, como el mecánico, el almacenero, el corralón y tantas otras actividades", relató.
Contó que muchos productores que se alegran por la suba de la soja no están viendo toda la película. "A nosotros la soja nos da 220 dólares [por tonelada], no hay diferencia con la soja de Macri de diciembre de 2019, cuando nos quedaban 240 dólares. Si bien con este precio no se van a ahogar este año, indefectiblemente se van a fundir más adelante", vaticinó.
"Si uno produce en una zona con buenos rendimientos, a pesar de la sequía, eso da una rentabilidad del 4%. Para llegar a ese número, debo trabajar mínimo 170 hectáreas, con todos los riesgos climáticos encima, para lograr un ingreso familiar de $61.000 por mes. Muchos productores tienen mucho capital, pero tienen bajo ingreso mensual", dijo.
Con su hermano, Sergio Ramello, hace años que tiene una pequeña firma agropecuaria familiar. Empezaron con 16 hectáreas propias y, con mucho trabajo, lograron comprar unas 400 hectáreas en Charata, Chaco, y unas 200 en Bell Ville, Córdoba, de donde es oriundo.
También cree que serán los últimos agricultores de la familia: sus tres hijos eligieron otros caminos profesionales.
Entre el despacho de camiones de maíz "para ir cubriendo los gastos de la campaña", contó que, más allá de la suba de la soja, los insumos en los últimos tiempos aumentaron de manera significativa.
"Los niveles de inversión para producir son altísimos. La suba de fertilizantes en los últimos meses fue del 20% al 30% en dólares; hoy mismo las semillas subieron un 5% y seguramente a fin de mes habrá otro 5% más. El aumento de los repuestos de la maquinaria agrícola es enorme, y si son importados hay que hacer malabares para conseguirlos", puntualizó.
En cuanto al posible impacto del precio de la soja en la sociedad, indicó que, a diferencia de otros años de buenos precios, hoy habría menos efecto y que la inversión del productor "básicamente? estará en el parque de maquinaria. ?Han puesto foco en eso", finalizó.
Fuente: La Nación