CGT: El paro se sintió en trenes y subtes, pero tuvo impacto limitado en otras actividades
La medida de fuerza repercutió principalmente en el transporte del área metropolitana y en los vuelos, y su efecto fue relativo en las provincias; los gremios prometieron acentuar la ofensiva
Un alto acatamiento en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA) tuvo el paro general de transporte convocado por los gremios contra el ajuste del gobierno de Javier Milei. La adhesión fue menor en el interior y la actividad comercial se mantuvo sin mayores alteraciones.
La medida de fuerza estuvo acompañada por protestas, cortes y piquetes en los accesos a la ciudad, pero el funcionamiento de los colectivos neutralizó el impacto de la ofensiva sindical.
Para el Gobierno se trató de "un boicot político", promovido por dirigentes sindicales a los que el secretario de Transporte, Franco Mogetta, llamó "jinetes del atraso".
A lo largo de la jornada, miles de usuarios se vieron complicados con dificultades y demoras para llegar a sus puestos de trabajo, principalmente por la paralización de los servicios de trenes y subtes. Si bien la adhesión a la huelga fue más reducida en el interior, la inactividad en los aeropuertos limitó las conexiones de los vuelos.
Las protestas, promovidas en su mayoría por organizaciones afines a la izquierda y al kirchnerismo, generaron tensiones con la policía.
Hubo incluso incidentes en Villa Celina, en el distrito de La Matanza.
Los dirigentes sindicales señalaron que el paro tuvo un fuerte acatamiento y deslizaron críticas a la Unión Tranviarios Automotor (UTA) por no haber adherido al reclamo y facilitar el funcionamiento de los colectivos. La UTA había convocado para hoy a un cese de actividades por demandas paritarias, pero a última hora de ayer levantó la medida, al arribar a un principio de acuerdo con las cámaras empresarias.
"Si nos atacan, nos vamos a defender", advirtió el ferroviario Omar Maturano en una rueda de prensa.
Lo acompañaban Pablo Moyano (Camioneros), Pablo Biró (pilotos), Juan Pablo Brey (Aeronavegantes), Juan Carlos Schmid (Dragado) y Omar Durdos (SOMU).
"Los que nos cagaron fueron los diputados, la clase política, que fueron los que votaron para que vuelva el impuesto a las ganancias, los que les cagaron el aumento a los jubilados y los que votaron la Ley Bases", sentenció Moyano. "Hubo apoyo del 100% de todos los gremios del transporte que convocamos a la huelga", resumió el líder sindical.
El Gobierno, en tanto, apuntó con dureza a los gremios. Mogetta, el secretario de Transporte, calificó la medida de fuerza como un "boico político" y llamó a los sindicalistas "jinetes del atraso".
"Es un boicot político de un grupo de dirigentes que miran los intereses de un sector político que está retirado. Son funcionales a dirigentes que tratan de organizarse para confiscarle la vida a un gobierno que no para de crecer y de mejorarle la vida a los argentinos", declaró Mogetta.
En Rosario, el impacto del paro de transporte fue importante, pero la ciudad no quedó paralizada como en otras medidas de fuerza. De todos modos, los referentes sindicales aseguraron que el acatamiento fue alto. La adhesión principal se registró entre los recolectores de residuos, camioneros, portuarios, ferroviarios y choferes de taxis.
Marcelo Andrada, secretario general del sindicato de recolectores, y Eduardo Arrieta, titular de la delegación Rosario de la CGT, coincidieron en la "contundencia" de la medida. A media mañana hubo un acto con organizaciones sociales y sindicales, en apoyo al cese de actividades.
"Paramos en defensa de la soberanía, contra la privatización de Aerolíneas Argentinas y el Belgrano Cargas, contra la política de hambre y de refinanciamiento de la educación", señaló Arrieta, quien también criticó la criminalización de la protesta que lleva adelante el gobierno nacional.
Andrada, en tanto, insistió en que el paro constituyó el inicio de un plan de lucha y reclamó que la CGT avance con un paro nacional.
Fuente: La Nación