'El Garrahan se vacía': trabajadores denuncian éxodo masivo de profesionales y condiciones insostenibles
Los trabajadores continúan con su lucha ante la desmejorada situación salarial y las condiciones laborales. En medio de un éxodo de profesionales hacia el sector privado, el Gobierno descalifica sus reclamos tildándolos de 'terroristas'.
El Hospital Garrahan, un pilar en la atención pediátrica de alta complejidad en Argentina, vive días de profunda incertidumbre. Un creciente conflicto laboral, que comenzó como un reclamo salarial, ha expuesto una crisis mucho más profunda que afecta no solo a los trabajadores del hospital, sino también a los pacientes más vulnerables del sistema de salud. La Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital, a través de su secretaria general Norma Lezana, denuncia que el éxodo de médicos y trabajadores está vaciando la institución, con repercusiones directas en la calidad de atención. 'Estamos perdiendo profesionales altamente calificados, formados en la universidad pública y que hicieron su residencia en el Garrahan. Esto no es solo una pérdida de personal, es un vaciamiento estructural del hospital', afirma Lezana.
A medida que la crisis se agudiza, los reclamos no solo apuntan a salarios dignos, sino también a condiciones laborales insostenibles. En un contexto donde los sueldos de los profesionales de la salud oscilan entre 150 mil y 300 mil pesos mensuales, según el sector, las cifras no alcanzan a cubrir siquiera los gastos básicos. Lezana asegura que ?una enfermera, trabajando 14 horas diarias, incluyendo fines de semana y feriados, cobra 890 mil pesos. Después de pagar un alquiler de 350 mil pesos, no le queda dinero para llegar a fin de mes?. Este escenario genera un clima de malestar generalizado, lo que ha llevado a la comunidad del Garrahan a movilizarse con paros y manifestaciones, la más reciente con un abrazo cultural al hospital, como muestra de apoyo a la lucha.
El gobierno, por su parte, ha respondido con acusaciones graves hacia los dirigentes sindicales del hospital. En un intento por minimizar la magnitud de la crisis, desde el Ministerio de Salud se asegura que el éxodo de profesionales no es tan alarmante como se denuncia. Según sus datos, solo 60 profesionales han renunciado en lo que va del año, mucho menos que los 91 del año anterior. Sin embargo, Lezana y otros miembros del sindicato refutan esta cifra, argumentando que la cantidad real podría ser incluso mayor: 'Nosotros pensamos que son más, y aun así, 60 es un número alarmante. Son 60 personas que se formaron aquí, con años de experiencia y especialización, que ahora se van porque no pueden vivir con estos salarios', sostiene.
La acusación más fuerte, sin embargo, proviene de las declaraciones del gobierno que tildó de 'terroristas' a los trabajadores que se oponen a la situación. Lezana, visiblemente indignada, responde: 'No somos terroristas, somos trabajadores que estamos luchando por un salario digno. Este gobierno nos está llevando a la pobreza. El salario ha perdido más del 100% de su valor con la inflación, y los trabajadores del hospital tienen que recurrir a pluriempleos para sobrevivir'.
Los datos oficiales no hacen más que confirmar la precarización del sector: la inflación anual fue del 200%, lo que agravó aún más la brecha salarial. A pesar de las protestas y las movilizaciones, las autoridades del Garrahan no han logrado un acuerdo satisfactorio. Los médicos, enfermeras y otros profesionales que sostienen el sistema de salud pública enfrentan la cruda realidad de que, con los sueldos actuales, no pueden seguir adelante. Y a medida que más y más de ellos deciden migrar hacia el sector privado, la crisis amenaza con socavar una de las instituciones de salud más prestigiosas del país.
'Lo que estamos pidiendo no es un lujo, es lo básico. Queremos un salario que nos permita vivir dignamente', concluye Lezana. La crisis del Garrahan es una tragedia que refleja la situación más amplia de un sistema de salud público que, cada vez más, se enfrenta a la desidia de un gobierno que, según los trabajadores, prefiere descalificar sus luchas antes que ofrecer soluciones reales. Lo que está en juego no solo son los salarios, sino también el futuro de la salud pública y la calidad de vida de miles de niños y niñas que dependen de este hospital para recibir atención médica especializada.
Fuente: Ejes de Comunicación