El Gobierno argentino avanza en la privatización de trenes: un plan controvertido en busca de dólares
El Gobierno de Javier Milei confirma su intención de privatizar los trenes de pasajeros, incluyendo las líneas Roca, Belgrano Sur, Sarmiento, San Martín y Mitre. A pesar de las advertencias de expertos y opositores, el oficialismo asegura contar con un gran interés de empresas privadas para hacerse cargo del servicio.
**El Gobierno avanza con la privatización de los trenes de pasajeros: el plan de Milei y los desafíos económicos**
El Gobierno argentino confirmó este miércoles su intención de avanzar en la privatización de los trenes de pasajeros, un proceso que ya ha generado un intenso debate político y económico. La confirmación llegó de la mano del secretario de Transporte, Franco Mogetta, y el titular de la Unidad Temporaria de Transformación de las Empresas Públicas, Diego Chaher, en una reunión con periodistas en Casa Rosada. Curiosamente, a la convocatoria fueron excluidos los cronistas de Clarín y del canal TN, lo que generó suspicacias sobre la transparencia del encuentro.
Según las autoridades, el interés de "muchísimas empresas" en este sector se traduce en la privatización de las líneas Roca, Belgrano Sur, Sarmiento, San Martín y Mitre, que actualmente son operadas por el Estado nacional. Estas líneas transportan aproximadamente 27 millones de pasajeros mensualmente, lo que representa un importante ingreso y un gasto público de $528.778 millones en subsidios durante los primeros nueve meses de 2024, un 37% menos que en el mismo período del año anterior.
La privatización de los trenes de pasajeros se inscribe en un contexto más amplio, que incluye el anuncio de la venta a privados de la empresa Trenes Argentinos Cargas y Logística (TAC), conocido como Belgrano Cargas. Esta división del negocio incluye las líneas cargueras Belgrano, San Martín y Urquiza, esenciales para las exportaciones agrícolas y mineras del país, especialmente de soja, litio y cobre.
Belgrano Cargas opera sobre 7.600 kilómetros de vías y mantiene a 4.429 empleados, un número que, según expertos cercanos al macrismo, supera en más de 1.000 personas lo necesario para alcanzar un equilibrio operativo razonable. En 2023, la empresa reportó un déficit operativo de 112 millones de dólares, aunque sus representantes indicaron que en 2024 lograron acercarse al equilibrio tras recortes de costos y aumentos de tarifas.
El modelo de privatización plantea la creación de siete procesos de concesión diferenciados, incluyendo la concesión por vía con derecho a cobro de peaje y la concesión de locomotoras, vagones y talleres, que incluirá a los empleados asociados. Este enfoque, que prevé un acceso abierto a la infraestructura, busca evitar conductas monopólicas entre los operadores.
Sin embargo, el sector está en alerta. Tanto el macrismo como el peronismo advierten que el modelo propuesto para las cargas podría no funcionar. Un especialista del mercado ferroviario cercano al macrismo afirmó que "esta división del negocio va a fracasar". La falta de incentivos a la inversión y la escasa escala del negocio en Argentina son preocupaciones latentes. Con un transporte de carga que apenas alcanza entre 20 y 25 millones de toneladas al año, comparado con los 500 millones de Brasil, el desafío es mayúsculo.
Además, se estima que Argentina necesitaría invertir alrededor de 6.000 millones de dólares en infraestructura ferroviaria, un monto que sería viable solo para un privado con un negocio unificado o tarifas que afectarían la competitividad de los productores. En este contexto, Galileo Vidoni, especialista en Política y Planificación del Transporte de la Universidad Nacional de San Martín, señaló que "la infraestructura ferroviaria es un costo hundido y no es rentable sostenerla por un privado". Enfatizó que en el mundo no existe un modelo de privatización que separe la infraestructura, recordando el fracaso del modelo implementado en el Reino Unido.
Mientras el Gobierno busca dólares para su plan económico a través de la venta de trenes a privados, la incertidumbre persiste en torno a las consecuencias de esta privatización en el transporte público y su impacto en la vida cotidiana de los argentinos. La discusión sobre el futuro del sistema ferroviario, vital para el desarrollo económico del país, está lejos de cerrarse.
Fuente: Ejes de Comunicación
