Según la UCA, baja la pobreza, pero el consumo cae y se crea poco empleo
El informe del Observatorio Social señala que el 42% siente que vive peor que sus padres.
Para el Observatorio Social de la UCA (Universidad Católica Argentina), el Gobierno logró avances en bajar la inflación y en el terreno fiscal, pero a costa de una caída del consumo y del empleo. Y la caída de la indigencia y pobreza ?de 45,6% en el tercer trimestre de 2024 a 36,3% en el mismo período de 2025? se apoya en el fuerte incremento de la ayuda estatal (AUH) porque de lo contrario las cifras serían muy superiores.
Como resumen del largo Informe "Estrés y Bienestar en una Argentina en Transición" -140 diapositivas presentado este jueves por el director del Observatorio, Agustín Salvia y otros investigadores sociales- se señala que "la transición libertaria logró avances rápidos en estabilización macroeconómica ?baja de la inflación, equilibrio fiscal, corrección de precios relativos? que rompen con la inercia del modelo posconvertibilidad. Sin embargo, esta estabilización se apoya en una fuerte contracción del consumo y en una inversión privada que continúa estancada, sin señales de reactivación del crédito ni de un shock de confianza que dinamice proyectos productivos capaces de generar empleo formal".
El Informe señala que:
La estructura social muestra una recuperación estadística de la pobreza, pero sobre una base metodológica frágil y sin mejoras equivalentes en consumo, bienestar ni capital humano.
La pobreza estructural, la informalidad y la precariedad laboral permanecen en niveles históricamente altos, con clases medias bajas en movilidad descendente y un 30% de la población atrapada en condiciones crónicas de vulnerabilidad que el actual modelo aún no logra perforar.
El nuevo régimen económico apuesta a un perfil agro-mineroexportador y tecnológico con elevada generación de excedentes, pero de baja demanda de trabajo. Sin políticas industriales, tecnológicas y de crédito inclusivas, este patrón tiende a consolidar desigualdades territoriales y ocupacionales, favoreciendo sectores competitivos mientras empuja a amplios segmentos sociales hacia la informalidad, el autoempleo de subsistencia y la dependencia de asistencia estatal.
El límite principal del enfoque libertario reside en su bajo impacto sobre la creación de empleo productivo y bien remunerado. Sin una estrategia explícita de inversión ?interna y externa? orientada a expandir el tejido pyme, profesionalizar la economía informal y fortalecer el capital humano, la estabilización macro podría derivar en un orden social más desigual, con menor movilidad ascendente, mayor fragmentación y una sociedad disciplinada por la supervivencia más que integrada por oportunidades.
En los últimos 20 años, la indigencia y pobreza por ingresos presentan pisos estructurales: alrededor del 5% de personas en indigencia y 25% en pobreza. Esto, dependiendo del ciclo, con alrededor de un 30% o 40% de población en hogares asistidos por programas de transferencias de ingresos. La proporción de hogares y personas asistidas por programas sociales y transferencias no contributivas aumenta a lo largo del período, especialmente entre 2010 y 2016, y vuelve a crecer durante la pandemia de 2020.
Sin estos ingresos, la indigencia prácticamente se duplicaría y la pobreza sería alrededor de un 20% más elevada. Los resultados presentados contribuyen a sostener que los programas son necesarios pero insuficientes para revertir los déficits estructurales.
En la coyuntura, la mejora relativa reciente en la pobreza por ingresos podría estar sobrestimada por cambios en el sistema de precios (tarifas y servicios).
En el último año, la pobreza tuvo una reducción más pronunciada en los estratos bajos y medio bajos. Sin embargo, más allá de las mejoras relativas observadas entre 2024-2025, los niveles de pobreza son similares a los observados en 2022/2023 o 2018/2019.
Fuente: Clarín
