El turismo en el Aconcagua volvió a su esplendor tras la pandemia

Hablan de una temporada récord

Un pequeño poblado con hotel, almacén, café, restaurante y micro hospital funciona a pleno, a 4.300 metros de altura, en plena cordillera de los Andes.

La particularidad es que solo está habitado en verano y sus habitantes se comunican por igual en español y en inglés.

Estuvo clausurado en pandemia, el año pasado comenzó tímidamente a recibir visitantes. Este verano volvió a su esplendor de los años pre Covid.

El Aconcagua fue noticia esta semana por los accidentes de dos turistas europeos, que sufrieron lesiones graves (a uno le debieron amputar una pierna). Fue el primer caso de relevancia que llegó a los medios, en una temporada que venía teniendo un saldo también positivo en cuanto a accidentes, sin víctimas fatales.

Según los últimos datos oficiales, que se habían informado el 16 de enero, 80 andinistas habían necesitado ser evacuados y hubo 18 rescates de mayor complejidad que, en algunos casos, obligaron a utilizar el helicóptero.

El pico de 6.962 metros recibió entre el 11 de noviembre y el 20 de enero a 57.026 turistas. Y este verano el campamento base Plaza de Mulas (camino a la cumbre por la ruta norte y a 4.300 metros sobre el nivel del mar) funciona a tope.

Los visitantes al parque provincial ubicado en la ruta 7, camino de alta montaña, en Mendoza, tienen distintas opciones de ascensos y trekkings que pueden realizar personas sin entrenamiento y otras solo aptas para deportistas de élite.

Los ascensos a la cumbre, el mayor desafío, que requiere de un año de entrenamiento y varios días de aclimatación a la altura en el campamento, alcanzaron los 2.020 deportistas.

La temporada del Aconcagua se extiende hasta finales de marzo, si las condiciones climáticas lo permiten.

Fuente: Clarín