Por las provincias

29/06/2020

En El Calafate volvieron a patinar en la bahía congelada

Sin casos desde hace dos meses, el embalse es el centro social y deportivo

Cada mediodía, Elke Weithas se pone sus patines y baja a la bahía congelada con el termo y su mate a esperar a los alumnos que se anoten para aprender a deslizarse sobre el hielo. Ella es de Innsbruck, Austria, una de las mecas de los deportes de invierno. Tiene 55 años y desde los 6 practica patín artístico. Ahora vive temporalmente en la ciudad, a la que, desde hace tres años, llega cada temporada para trabajar en turismo. Esta vez, la pandemia la dejó varada aquí y aprovecha los días dando clases de patinaje esperando que el mundo retome su ritmo.

Hace dos semanas que la Bahía Redonda, un embalse natural de agua que separa la ciudad del Lago Argentino, volvió a congelarse, un fenómeno natural que se cumple según el rigor del invierno y las bajas temperaturas. Algunas veces, el fenómeno se extiende para delicia de los residentes de El Calafate, e incluso suele ser un atractivo durante la temporada invernal.

Con más de 60 días sin Covid-19 y con la circulación liberada para las personas dentro de la ciudad, los pobladores se volcaron a la bahía con patines, bicicletas, trineos para niños profesionales o caseros, o simplemente a caminar en el hielo. Incluso algunos llevan reposeras y meriendan bajo la luz de un sol que ilumina, pero no calienta.

Los 12 kilómetros cuadrados de hielo congelado garantizan la distancia social. El Club Andino Lago Argentino es el responsable de monitorear cada día el estado del hielo, mientras que la Prefectura Naval monitorea la actividad desde la costa. "Perforamos la superficie de hielo en varios sectores y lo vamos controlando cada día. Cuando el espesor está entre siete y ocho centímetros, sabemos que están dadas las condiciones", detalló a la nacion Gabriel Rojas, presidente del Club Andino, que vive momentos frenéticos alquilando los 500 pares de patines que desde el número 26 esperan cada día para ser alquilados por hora.

El Calafate tuvo 34 casos de Covid-19, todos recuperados, que significaron el 70% de los casos de Santa Cruz. Hoy, con más de dos meses sin contagios, la ciudad ansía recuperar su ritmo. Mientras los turistas se hacen esperar y los niños no pueden ir a clases, la actividad deportiva se centra en la Bahía Redonda congelada, que según se afirma aquí es la pista de patinaje a cielo abierto más grande de América del Sur.

"De niños lo hacíamos en la Laguna Nimez. Iba toda la familia. Nuestros padres compraban los patines en Chile o en Buenos Aires, se hacían trineos caseros, incluso la solían iluminar durante las noches de invierno para extendernos la horas de luz. Era el gran evento familiar", cuenta Ana Guerrero, nacida aquí y cuya familia fundó la primera chocolatería del lugar, que lleva su apellido.

Hoy la laguna es parte de una reserva natural urbana. Para poder abrir las actividades, en el Club Andino se organizó un protocolo acorde con estos tiempos. "Nos reunimos con las autoridades médicas, organizamos cómo sanitizar el calzado entre un uso y otro, el tiempo de espera y respetar la distancia cuando vienen a la sede a alquilar", dice Rojas. Para el club, que depende de la cuota de los 200 socios, estos días son claves para obtener ingresos que le permitan mantener otras actividades recreativas el resto del año. "Pero si alguien no tiene los $250 para patinar por hora, eso no es motivo para no patinar. Somos flexibles, somos un club social", afirma.

Tras tres meses sin verse, los calafatenses volvieron a reencontrarse en la Bahía Redonda congelada, que además se transformó en una espontánea plaza pública donde los pobladores se descubren detrás de gorras y barbijos. Por estas horas, la pandemia parece haberse olvidado de este rincón de la cordillera.


 

Fuente: La Nación

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