Iguazú estrena una temporada sin turistas extranjeros
Muchos hoteles están cerrados; los residentes de Misiones hacen vacaciones internas; restricciones
Puerto Iguazú, uno de los destinos turísticos estrella hasta antes del Co- vid-19, vive un comienzo de temporada atípico, con hoteles cerrados y una pequeña fracción de los visitantes habituales para enero.
"Los grandes ausentes son los extranjeros, que representan al menos la mitad de los visitantes, con gran presencia de los brasileños. Acá está garantizado el distanciamiento social y la mayoría de los paseos, empezando por el Parque Nacional Iguazú, son al aire libre", explicó a la nación, Leopoldo Lucas, titular del Iturem, el ente de turismo.
En los primeros cinco días del año hubo 3895 ingresos al Parque Iguazú, cuando lo habitual para enero son más de 6000 por jornada.
Como se preveía antes del arranque, el cierre del puente internacional Tan- credo Neves que vincula a la ciudad con Paraguay y Brasil, y la escasez de vuelos de cabotaje, derivó en una temporada tan floja que muchos hoteles no abrieron para no trabajar a pérdida.
"La temporada es casi inexistente, la ocupación ronda menos del 20% y estamos con gran cantidad de hoteles cerrados, por el lado de la gastronomía tenés algún bar que trabaja con gente de la ciudad, pero los restaurantes clásicos siempre llenos de brasileños y otros extranjeros están vacíos y pensando en volver a cerrar", explicó a Santiago Lucenti, titular de la Asociación Hotelera, Gastronómica y Afines de Puerto Iguazú (Ahgai).
La familia Lucenti -que controla dos hoteles en la ciudad- decidió mantener cerrado el Americano; solo abrió el Pirayú.
Los otros atractivos turísticos de Misiones trabajan mejor que Iguazú, empezando por los Saltos del Moconá, con reservas completas durante enero en la zona de El Soberbio. Son destinos con un número de plazas hoteleras limitadas.
La pandemia generó un redescubrimiento del turista misionero por su provincia y como los precios de los hoteles en Iguazú apuntan más al bolsillo del extranjero o de alto poder adquisitivo de Buenos Aires, los locales se volcaron a visitar Moconá, Oberá, San Ignacio, Montecarlo y una docena de sitios rodeados de monte o con ríos y arroyos.
En los primeros días del año se produjeron aglomeraciones en playas sobre el río Paraná en San Ignacio, al punto de que el ministro de Turismo, José María Arrúa advirtió que si no había respeto por las normas de distanciamiento podría ponerse en peligro la incipiente reactivación turística.
"La curva sube, pero lamentablemente esta imagen no deja de repetirse. De noche, de día, acá o allá. Volver a restringir actividades por el descuidado social, no le va a resultar simpático a nadie y menos a quien vive de ellas, cuidemos lo conseguido", tuiteó a fin de año, con una foto de gente amontonada en una pequeña playa cercana a San Ignacio.
Arrúa se reunió con el gobernador Oscar Herrera Ahuad, la policía y empresarios turísticos, pero por ahora Misiones apuesta a reforzar el control y el cumplimiento de los protocolos sanitarios, sin agregar restricciones.
A nivel municipal, algunos intendentes cerraron espacios recreativos y campings, pero no en los destinos turísticos importantes. En Posadas se prohibieron los espectáculos y presentaciones en vivo en bares y se recordó que el barbijo debe usarse desde que se ingresa al establecimiento hasta que se sienta en la mesa, donde no puede haber más de 5 comensales.
La capital de Misiones, con miles de posadeños que para esta época del año están en las playas del sur de Brasil, vive un boom gastronómico en su Costanera. Cada viernes, sábado y domingo, es imposible conseguir algún lugar libre en cervecerías, restaurantes y bares. También se nota el efecto puente cerrado, el Roque González de Santa Cruz que vincula con la ciudad de Encarnación.
Las cervecerías artesanales están en auge y cada dos semanas se inaugura una, con inversiones importantes que apuestan a un "turista" inédito: el posadeño.
Fuente: La Nación
