Por las provincias

13/02/2020

Por el cambio climático, Córdoba ya no funciona como centro para asmáticos

Su territorio es 15% más húmedo. No es el mismo "aire serrano", considerado la terapia básica para las enfermedades respiratorias

En 1916, Fernando Fader llegó a Loza Corral, un pueblo del norte cordobés. Ante los primeros síntomas de su tuberculosis los médicos le aconsejaron buscar el "clima suave" de las sierras. Vivió 19 años esperando su muerte y pintando bajo una luz que logró plasmar en su obra. A los dos años, en el Club Náutico de San Isidro, Ernesto Guevara sufrió su primer ataque de asma. En el otoño de ese 1931, la familia de quien se convertiría en "el Che" llegó a Alta Gracia en busca de mejores aires para él. Fue el padre de Mario "Pacho" O?Donnell (uno de sus biógrafos), que era su médico, el que les sugirió mudarse a esta villa veraniega de clima seco.

Pero Córdoba ya no es la meca de las personas con problemas respiratorios. Casi un siglo después, el clima de Córdoba varió y no ayuda a superar los problemas respiratorios y alérgicos. Es más húmedo y la amplitud térmica entre día y noche menos marcada.

Hoy es alrededor de 15% más húmedo, apunta a la nacion el meteorólogo Marcelo Madelón: "Hay que ver cómo se corrieron los campos de cultivos del este al oeste de la provincia. La mayor cantidad de diques y embalses a los que algunos adjudican la humedad más alta es una verdad popular a medias, ya que aportan más vapor. Lo cierto es que atravesamos un ciclo más húmedo, de más lluvias".

Un grupo de especialistas de las facultades de Ciencias Agropecuarias y de Matemática, Física y Astronomía de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) analizaron el registro de lluvias desde 1873 hasta 2015 en Córdoba. ?Muestran un cambio significativo de tendencia a partir de la mitad del siglo pasado. Se observa que el promedio anual de lluvias ha aumentado más de 100 milímetros en los últimos 50 años?, indican.

Las sierras cordobesas ?en particular la región de Punilla? fueron durante la primera mitad del siglo XX el lugar aconsejado para el tratamiento de enfermedades respiratorias, en especial de la tuberculosis. En 1899, el Congreso Nacional aprobó un préstamo de $250.000 "de moneda nacional" al tisiólogo Fermín Rodríguez para que lo instalara. Ese complejo sanitario fue uno de los más emblemáticos que funcionaron en América Latina.

El historiador Esteban Dómina ratifica que hasta mediados del 1900 el "aire serrano" era considerado la terapia ?básica? para las enfermedades respiratorias. "Santa María con su solárium era una suerte de templo para los pacientes. La medicina era otra, y el sol y el aire puro eran las herramientas terapéuticas consideradas más eficaces", recuerda.

En el Hotel Edén, de La Falda, las familias aristócratas de la Argentina también venían a hacer ?curas de aire? mientras paseaban. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue un destino de descanso de nazis escapados de Alemania tras la caída de Hitler.

En 1881, el médico inglés Juan Schrivener publicó su "Geografía Física y Meteorológica de los Andes de Perú" en la Revista MédicaQuirúrgica de Buenos Aires, donde calificó al "aire de las montañas de Córdoba" como tónico y vivificante. Y amplió que "la marcha progresiva y alarmante de la tisis tuberculosa debe preocupar la atención de las autoridades públicas para la formación de un sanatorio para tísicos en las serranías de Córdoba".

Son varios los especialistas que se ocuparon de los beneficios del clima en esta provincia. En 1887, el médico Enrique Tornú publicó "Climatología médica de las sierras de Córdoba" y "La cura de altitud en las sierras de Córdoba". Reunió allí sus investigaciones sobre el efecto positivo de la región en el tratamiento y la curación de los enfermos pulmonares.

Santiago Reyna, docente de Ingeniería Ambiental y director de la Maestría en Ambiente de la UNC indica a este diario que hay dos factores que afectan al clima: por un lado, el calentamiento global, que hace que los fenómenos meteorológicos sean más extremos y, por el otro, ciclos de más lluvias.

Alejandra Acosta, médica alergista y neumonóloga, jefa del Servicio de Neumonología del Hospital Tránsito Cáceres de Allende, ratifica que el clima "impacta en la salud respiratoria, tanto de quienes tienen una enfermedad como de quienes no. Córdoba se ha vuelto más húmeda y eso implica una baja de la presión que vuelve al aire más denso y dificulta respirar, es la sensación de sofocación".

A modo de ejemplo, indica que los enfermos de asma suelen ser alérgicos a los hongos del aire que se desarrollan con el aumento de la humedad. "Por eso ?señala Acosta?, el aire seco los mejora, porque aspiran menos esporas. El viento complica por el polen también".

Acosta subraya que el "clima puede empeorar a un enfermo de vías respiratorias. Además inciden los lugares con más altitud, donde la presión de oxígeno es mucho menor".

"El cambio climático hace que las modificaciones sean más impredecibles y que nuestras adaptaciones deban ser más veloces ?sostiene Reyna?. Un porteño está más adaptado a la humedad que un cordobés, la variación nos genera un problema".

Aclara que no es "tan fácil asociar" el cambio climático a la mayor humedad en Córdoba: "No lo podríamos decir con tanta certeza, hay eventos extremos que sí tienen que ver, como la oscilación del sur del fenómeno de El Niño. Ahí sí se generan conexiones distantes. El Niño ocurre en el oeste de la cuenca del Pacífico, pero genera cambios en el este de la cuenca. Aumenta la temperatura, aumenta la humedad".

Fuente: La Nación

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