Recuperan el complejo hotelero Embalse, tras años de abandono
El centro turístico, de casi 900 hectáreas, fue inaugurado en 1951; décadas después, empezó su ocaso; invertirán $915.000.000 y un sector reabrirá en verano
Lo que en su época dorada fue un monumental conjunto de hoteles con vista a un lago, donde las familias cenaban en elegantes salones, tomaban sol en las terrazas, cabalgaban en las sierras o paseaban en bote, hoy no es más que una serie de edificios vacíos, saqueados y abandonados. Se trata de la Unidad Turística de Embalse, en Córdoba, una construcción gemela del complejo Chapadmalal, ambas inauguradas entre las décadas del 40 y del 50.
Para revertir esta situación, Embalse ya comenzó a ser puesto en valor. Las obras, a cargo del Ministerio de Turismo y Deporte, se iniciaron el año pasado, con un presupuesto estimado de $915 millones. Para el próximo verano habría en total 1000 plazas disponibles y en dos años estiman tener todas las unidades funcionando a pleno con una capacidad de hasta6000 turistas, según informaron desde esa cartera.
El centro turístico, de casi 900 hectáreas, está a orillas del Embalse Ministro Pistarini, a 120 kilómetros de esta capital. Consta de siete hoteles, 51 bungalows, una pileta gigantesca, tanque de agua, polideportivo, capilla, servicio médico, administración, locales comerciales, taller mecánico. Pero hoy, lo que era un sitio de veraneo que se autoabastecía todo el año parece una ciudad fantasma.
Es notorio el avanzado estado de deterioro que padecen la mayor parte de los hoteles: escombros, telarañas, grafitis, cables pelados, persianas y boiserie arrancadas de cuajo, enormes ventanales rotos, muebles y sanitarios destrozados, mármoles partidos, paredes con grietas y hasta el antiguo bowling de madera hecho añicos. Ese panorama se presenta en especial en uno de los edificios más antiguos, el Hotel N° 1. Sin embargo, la estructura de nobles materiales y hormigón armado hizo que se mantuviera en pie.
En los hoteles N° 2 y N° 7 la situación es opuesta: se ven las maderas del frente recién pintadas, los techos de tejas hidrolavados y las paredes de interiores y exteriores también pintadas. Brillan las entradas y los comedores, con sus lámparas y boiserie, y la gran terraza con vista al lago. Los albañiles están abocados a las terminaciones.
Durante la visita de la nación, Inés Albergucci, subsecretaria de Calidad, Accesibilidad y Sustentabilidad del Ministerio de Turismo, informó que en 2020 se destinó una inversión de $22 millones; este año, $431 millones, y el año próximo, $462 millones.
Además, para el Hotel N° 1 el Ministerio de Obras Públicas hizo un llamado a licitación por $650 millones y se logró un financiamiento internacional de Fonplata, el banco de desarrollo regional, para el Hotel N° 5, en desuso desde hace 40 años, detalló la funcionaria.
?No es un lavado de cara. Solo en instalación eléctrica invertimos $220 millones?, afirmó Albergucci. Si bien algunos hoteles fueron reabiertos en determinados lapsos de tiempo, aun en malas condiciones, ahora se decidió ponerlos a todos en funcionamiento. Se van a intervenir en primer lugar los que se estaban usando, para luego avanzar sobre los clausurados, agregó.
Por su valor patrimonial, el conjunto es Monumento Histórico Nacional desde el 2013 y la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos trabajó junto a los ministerios de Turismo y Obras Públicas en los proyectos y el seguimiento de las obras. "Intervenimos con un abordaje integral preservando las formas y la materialidad, pero al mismo tiempo permitiendo la re- funcionalización, con nueva tecnología y equipamiento", dijo Fabio Grementieri, de ese organismo.
Sobre su estilo, el profesor Alberto Petrina remarcó: "Es de la corriente pintoresquista californiana: muros blancos, de ladrillo visto o revestidos en piedra, techos de tejas españolas, revestimientos y celosías de madera, y herrajes y artefactos de hierro forjado".
Distribución
Embalse consta de hoteles categoría A y B. Los B son para grandes contingentes -de deportistas, niños, jubilados- y poseen baño compartido. Su capacidad mínima es de 650 plazas, pero pueden llegar a 1000. Solo tendrán esta categoría los hoteles 2, 3 y 6. A su vez, el 1 y el 5 serían reacondicionados para pasar a tener categoría A junto al 7 y al 4; cada uno de ellos, con capacidad para250 personas aproximadamente, aunque las plazas pueden ampliarse a 500. El próximo verano, según las previsiones oficiales, cerca de unas 1000 personas podrán disfrutar sus vacaciones los hoteles 2, 4 y 7, aunque el 2 en realidad será reabierto antes que el resto, en septiembre de este año.
"En dos años más, cuando culminen las obras en todos los hoteles y en las cabañas, habría capacidad para 6000 plazas", estimó la funcionaria. Si bien los edificios continuarán en manos del Estado nacional, los servicios de gastronomía, limpieza, esparcimiento y demás van a ser concesionados. Las tarifas serán accesibles y la gente podrá anotarse a través de la web de Turismo, adelantó esa cartera.
La Unidad Turística Embalse se empezó a construir hacia 1946 y se terminó en 1951. Quien pensó y diseñó el complejo fue el entonces ministro de Obras Públicas Juan Pistarini. Entre las décadas de 1950 y 1970, recibía a más de 2500 personas.
Resabios de ese momento se aprecian en el Museo Evita del centro turístico. El nombre se debe a que Evita conoció el sitio al estar alojada en un hotel cercano cuando fue a filmar una película. Eduardo Luchini, director del museo, nació dentro de la unidad; su padre trabajaba allí. ?Estoy feliz con la noticia de las obras. Conocí lo mejor y lo peor de Embalse?, dijo, mientras mostraba los elementos que dan cuenta de la historia del lugar: el gorro de Pistarini, los tocadiscos, fórceps de parto, el piano de cola, los menús de tres platos, libros en varios idiomas y hasta una foto de Diego Armando Maradona, que estuvo allí en 1973.
"Con los siete hoteles funcionado había hasta 3000 personas trabajando, entre personal permanente y contratado. Se fabricaba todo, desde el hielo hasta las pastas y los helados", recuerda.
La fecha exacta en la que comenzó la debacle es difícil de determinar. Para algunos, como Luchini, fue en los 70, cuando la dictadura militar cerró hoteles y "sustrajo vajilla de lujo con la excusa de enviarla a Buenos Aires". Para otros fue en los 90, cuando por falta de inversiones se fue perdiendo caudal de turistas, hasta convertirse en apenas una sombra de su pasado de esplendor. Hoy no es más que un majestuoso complejo hotelero víctima de la desidia de las sucesivas gestiones a la espera de que finalice su recuperación.
Fuente: La Nación