Tucumán: alerta amarilla por la reducción de campos destinados a fincas de limones
El empresariado presentó un proyecto para obtener ácido cítrico de alta pureza y azúcares naturales para sustituir importaciones y devolver rentabilidad al sector.
La cosecha del limón se encuentra en los últimos días en Tucumán, una actividad que es central para la provincia porque garantiza ingresos anuales netos en dólares que promedian entre los 650 y 700 millones, lo que equivale al 54% del total de las exportaciones tucumanas. Es decir, cualquier dificultad genera un impacto en toda la cadena, desde la tarea de los cosecheros hasta el músculo que se encarga de hacer llegar la fruta fresca a las góndolas de supermercados de Estados Unidos y Europa, entre otros mercados.
Una alerta amarilla se encendió en los últimos días cuando se dio a conocer que por segundo año consecutivo se redujo la superficie que se destina a esta producción.
La actual campaña cierra con unas 45.759 hectáreas destinadas al limón, una disminución de 2.335 hectáreas en relación a la del año pasado. En porcentajes, implica un achicamiento del 4,86 %.
El dato llama la atención porque en 2022 ya se había detectado una primera baja: concluyó con 48.094 hectáreas, un 7,5 % menos que la correspondiente a 2021. Los datos son el resultado de un trabajo que realiza desde 2017 el Laboratorio de Sistemas de Información Territorial del INTA Famaillá.
En diálogo con Ámbito, la ingeniera Cristina Morales, una de las autoras del informe, detalló: "Se hicieron salidas a los campos para corroborar esa disminución y también se recorrieron puntos en los que había dudas". Consultada sobre hacia qué actividades migraron esos campos explicó que "en algunos casos pusieron caña de azúcar y otros se destinaron a granos, como soja o trigo, que son cereales de invierno".
Desde 2017 el cultivo de citrus siempre fue en expansión, con una tendencia creciente interanual, que saltó de 42.977 hectáreas ese año a 51.972 en 2021, cuando llegó a su techo. En un intento por encontrar alguna explicación a este escenario, el informe del INTA sostiene: "Las causas de esta disminución podrían estar relacionadas a la caída de la rentabilidad que experimentó la actividad en las campañas 2021 y 2022, por precios bajos de la fruta para industria, menores volúmenes exportados de fruta fresca, incremento de los costos de producción, competencia de otros mercados y contexto socioeconómico nacional e internacional que afectaron la compra de insumos".
Como si fuera poco, el arranque de la zafra del citrus de este año se retrasó y se acortó en tiempo por los efectos de la sequía, por lo que fue leído casi como un milagro que hace unos días informara la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, que la cosecha 2023 fue de 1.600.000 toneladas, superior a la del período anterior.
Consultado sobre este escenario el empresario tucumano Pablo Padilla, presidente de la Asociación Citrícola del Noroeste Argentino (ACNOA), suscribió lo señalado por el INTA, en relación a las causas de la pérdida de rentabilidad.
Fuente: Ámbito Financiero