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18/04/2024

Bafici 2024: preparados para la gran maratón cinéfila

El festival de Buenos Aires cumple ya un cuarto de siglo

Y sí, uno fue al primer Bafici, amigos, y tenía más pelo. 
El festival, que cumple un cuarto de siglo, pasó por las direcciones de Andrés Di Tella, Quintín, Fernando Martín Peña, Sergio Wolf, Marcelo Panozzo y Javier Porta Fouz (toda gente que sabe mucho de cine) y supo construir un equipo de programadores que mantuvo la coherencia y un perfil tanto lúdico como arriesgado, Además, superó todas las crisis económicas que le tiraron encima y aquí está, joven pero maduro. Siempre resaltamos que la muestra es el lugar donde muchos ganadores de Cannes y de algún Oscar arrancaron y fueron descubiertos (¿dónde presentó su ópera prima el director de Parasite Bong Jonhoo?, ¿dónde se consagró Pablo Trapero con Mundo Grúa?), pero sobre todo es el lugar donde el cine se discute y aparece lo nuevo de lo nuevo. No hay señales de que eso vaya a cambiar este año. Por suerte. 
Empecemos con los datos duros: las sedes son la Sala Lugones, las salas del Centro Cultural San Martín, el Espacio INCAA Gaumont, Cinépolis de Plaza Houssay, la Usina del Arte y Cinearte Cacodelphia. 
En total, trece salas/pantallas. 
La selección incluye, entre las diversas secciones, 250 películas. 
Las entradas generales salen $1.500 ($1.200 para jubilados y estudiantes) y hay 2x1 con Banco Ciudad. En todas las sedes se puede conseguir la grilla con horarios y toda la programación más los eventos especiales (hay muchos, incluyendo una discusión sobre el INCAA, cada vez más necesaria) se pueden ver en https://bafici.org/ Una novedad, porque por primera vez el Bafici tiene sitio propio. 
Vamos entonces por las películas que uno no debería dejar de ver. Bueno, cualquiera. No vamos a decir nada de las Competencias (Internacional, con 29 películas entre cortos y largos; Argentina, con 31, y Vanguardia y Género con 27). La presencia del cine nacional verdaderamente independiente es monumental, y casi todas las películas son estrenos mundiales. Dado que viene gente de muchos festivales a ver qué pasa por acá, eso es fundamental. 
Hay muchas secciones y elegir es un problema porque en todas hay mucho para ver. Digamos que podrán acceder por ejemplo a dos películas de Jorge Polaco más un documental (un cineasta que fue diferente en aquellos años ochenta), que tienen el Baficito con novedades varias y películas para toda edad; que como siempre hay una sección de comedias (una de las apuestas más loables del Bafici), y varios autores para descubrir: el chileno Cristián Sánchez, el argentino Gonzalo García-Pelayo, el portugués Rodrigo Areias; o el italiano Giacomo Abruzzese. 
Ojo con estos nombres porque gran parte de la espina dorsal de este Bafici va por ahí. 
Como siempre, hay una sección "nocturna" donde tiene espacio lo raro. Este redactor irá a ver (sin saber nada, solo por el título, que es la mejor forma de recorrer este festival, a pura intuición) Vampire humaniste cherche suicidaire consentant ("Vampiro humanista busca suicida voluntario") que no puede ser mala. En la sección de Música no se perderá San Pugliese, porque ¿cómo no ver algo llamado así? De la sección Lugares, Más cables que personas. 
Alguien me recomendó la serbia Lost country, en la sección Hacerse grande. Y de Familia, donde hay muchos cortos, veré el largo español Los pequeños amores. Y sí, en la sección Comedias no puedo perderme Un sistema de vuelos espaciales (sobre el discurso político más absurdo del siglo XX). Pero ustedes pueden optar por otro recorrido, esa es la gracia. 
Ahora bien, entre los Rescates, que incluyen obras del alemán G. W. Pabst (va La caja de Pandora, amigos, imperdible, con la hermosa Louise Brooks), además de L?Amour Fou de Rivette, este redactor tiene para ver tres de sus películas favoritas de todos los tiempos en pantalla bien grande: la olvidada comedia negra de Martin Scorsese Después de Hora (¿Cómo no vieron Después de hora? ¿Qué esperan para reservar?), la increíble sátira social de Mike ?Beavis & Butt-Head? Judge Enredos de oficina, y la película más hermosa que hizo Wim Wenders, ganadora de Cannes y con una Nastassja Kinski en estado de gracia, París, Texas. Lo demás también es sensacional. 
Van a encontrar también en la sección Trayectorias lo más nuevo de algunos de los nombres más importantes del cine actual (al azar, por ejemplo, lo último del rumano Cristi Puiu, MMXX); y hay además en el Museo del cine una serie de rescates que incluye dos compilados de Cineclub Infantil, aquel programa televisivo dominical donde Víctor Iturralde, a muchos de nosotros, nos enseñó a mirar películas. Películas que todavía funcionan y estimulan tanto ojos como imaginaciones infantiles. 
Esta nota, como habrán leído entusiasta, se escribe desde la enorme bulimia que despierta una grilla siempre inabarcable pero llena de alternativas. A esta altura, la existencia del Bafici, su permanencia, su peso en el paisaje del cine, hay que entenderla como un milagro de esos que sólo ocurren cuando la cultura es realmente una prioridad y cuando, más allá de lo que uno pueda votar o pensar sobre la política, la sociedad, el pasado o el futuro, el arte se transforma en una especie de religión común, de punto de encuentro, de disfrute comunitario. Vayan, que ?festival? viene de ?fiesta?. 
 

Fuente: BAE

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