Murió Robert Redford, el histórico ícono de Hollywood que logró trascender la pantalla
Su trabajo como actor siempre estuvo acompañado por su activismo político.
Robert Redford, uno de los últimos grandes íconos de Hollywood de la segunda mitad del siglo XX, falleció en su rancho de Sundance, Utah, a los 89 años. No solo fue una de las estrellas más exitosas en una época donde el cine estadounidense sufrió grandes cambios sino que además fue el impulsor, a través del festival y del instituto Sundance, de lo que se llamaría cine independiente americano. Del Sundance salieron Quentin Tarantino, Paul Thomas Anderson, Wes Anderson, Damien Chazelle y Chloé Zhao, todos nombres que marcaron el cine contemporáneo.
Aunque comenzó su carrera a finales de los años '50 y con mucho trabajo en la televisión (se lo puede encontrar en episodios de Dimensión Desconocida, El Virginiano, Perry Mason, Dr. Kildare y Los Intocables), su rol en La jauría humana, el drama de Arthur Penn donde estuvo acompañado por Marlon Brando y su amiga Jane Fonda (con quien también compartió ideas políticas), lo lanzó definitivamente a la fama. Al mismo tiempo era un galán típicamente americano (rubio, ojos celestes, cara de niño, siempre joven) y actor comprometido. Su dúo con Paul Newman en Butch Cassidy (Sundance Kid era su personaje, de allí el lugar donde se radicó y el nombre que adoptó como emblema) resultó ser el western más exitoso de todos los tiempos. La dupla se repetiría en El Golpe, ese éxito monumental de los años '70.
De su carrera caben destacar las actuaciones en Nuestros años felices, con Barbra Streisand (uno de los pocos musicales "de izquierda" y "realista" que hay), Los tres días del Cóndor, Todos los hombres del presidente (sobre el escándalo de Watergate), El mejor y su gran rol en Héroes por azar, el pionero y extraordinario tecnothriller de Phil Alden Robinson.
Ya convertido director ganó el Oscar por su ópera prima Gente como uno (también se llevó la estatuilla a la mejor película, compitiendo con el Martin Scorsese de Toro Salvaje y el David Lynch de El hombre elefante). Su carrera como realizador es quizás menos interesante, aunque tiene filmes como Nada es para siempre o Quiz Show que son muy buenos. Mucho más influyente fue su fundación Sundance, que al crear el festival dio marco para el descubrimiento de tres generaciones de cineastas y que hoy es una influyente marca consolidada. De las raras estrellas, de hecho, que usó fama y fortuna para impulsar el propio cine. Y hay mucho mérito allí.
Fuente: BAE






