Netflix le da el tiro de gracia al sistema de alquiler de DVD y de Blu-ray hogareño
Cierra definitivamente el negocio que le permitió instalarse como marca
Netflix acaba de poner el punto final a una era: anunció que dará de baja su servicio de alquiler de DVD y Blu-Ray a domicilio. Es el clavo (casi) final en un mercado que dominó el audiovisual durante casi tres décadas, pero que ante el avance de las plataformas (es decir, del propio negocio inventado por Netflix) fue decayendo hasta ser apenas un recuerdo, una forma vintage de acceder a las películas.
Aunque, bueno, siempre hay un "aunque".
Netflix lanzó sus plataformas en 2007, pero su riqueza se construyó con el alquiler puerta a puerta de filmes. El usuario escogía una película y le llegaba a su hogar en un sobre identificado con la marca. Luego de los días permitidos, debía colocarlo de nuevo en un sobre y enviarlo por correo. Si bien tuvo varios cambios (DVD que se bloqueaban, por ejemplo, cuando las ?devoluciones? se acumulaban, etcétera), el sistema siguió funcionando hasta la actualidad.
De hecho, en 2019 le reportó a la firma unos USD300 millones en ingresos.
En 25 años, el servicio distribuyó 5.000 millones de discos.
Pero el asunto fue mermando hasta 2022, cuando la recaudación del sistema de alquileres a domicilio generó solo USD147 millones.
Para tener una idea de la proporción, es nada más que el 0,5% de los ingresos totales de la firma en un año calendario. Es evidente que el costo de sostener un servicio que el público utiliza cada vez menos contra el ahorro necesario en una firma que todavía no ha llegado a ganancias netas y que vivió en 2022 un "sinceramiento" de su valor por Wall Street (hoy recuperó gran parte de ese 50% que las acciones llegaron a perder) es casi lógico.
Pero más arriba hablamos de un "aunque". El mercado de copias físicas de películas funciona en Estados Unidos porque hay una fuerte base de coleccionismo. Pero si bien los videoclubes parecen formar parte de los nuevos desafíos de la arqueología, sigue siendo la única manera de acceder a la mayoría del acervo cinematográfico global. En efecto, las plataformas no ?lo tienen todo?, e incluso si un usuario contrata todas es imposible, por ejemplo, que pueda acceder a los clásicos, al cine experimental, a filmes de festivales o incluso de a autores esenciales (busquen online filmes de Ingmar Bergman o de Federico Fellini, o incluso de Vincente Minelli, si quieren hablar del Hollywood más "comercial").
Así, el final del DVD implica también el comienzo de una reescritura de la historia del cine, una concentrada en lo inmediato y lo "nuevo" (en fechas, no en ideas) que oculta la mayoría del iceberg. En ese sentido, es un servicio que se va a extrañar.
Fuente: BAE
